«Donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón»
(Mateo 6: 21).
Ned se quejaba de dolor mientras Hetty, su madre, examinaba su pierna inflamada. El dolor que sentía era enorme. Durante la noche, la pierna se le había hinchado tanto que tenía dos veces su tamaño normal. Lo que parecía una pequeña infección se había extendido hacia el muslo.
Hetty puso cara de preocupación. «Tendré que llevarte al médico», dijo. Consciente del alto costo de las clínicas de la ciudad de Nueva York, Hetty subió al niño al carromato. Su hijo estaba ardiendo de fiebre. Hetty atravesó Manhattan de un extremo al otro buscando una clínica en la que pudieran atender a su hijo por el menor costo posible. Cuando encontró una, entró apresuradamente con Ned a la sala de espera. La recepcionista llamó a un médico inmediatamente. Apenas el médico vio la pierna del muchacho, sacudió la cabeza con tristeza:
—Lo siento. La infección se ha extendido demasiado y lo único que se puede hacer a estas alturas es amputarle la pierna. Si lo hubiera traído antes, la situación sería otra.
Llorando, Ned suplicó al médico que no le cortara la pierna, pero no había otra alternativa. Con gran frustración, el médico golpeó con el puño la mesa de operaciones. « ¡Qué problema es la pobreza en esta ciudad! ¿Podremos ganar algún día la batalla contra ella? ¡Este niño tendrá que pasar el resto de su vida inválido simplemente porque no tiene dinero!». Lo que el médico no sabía era que Henrietta «Hetty» Howland no era pobre, sino la mujer más rica del mundo. ¡Y también la más tacaña! Cuando murió dejó una fortuna calculada en unos cien millones de dólares. En una sola cuenta bancaria tenía guardada una cantidad de 31 millones de dólares.
¿Cómo pudo hacerle eso a su único hijo, habiendo hospitales y médicos cerca de su casa que pudieron haberle salvado la pierna, aunque fueran caros? ¿Fue capaz de permitir eso solo por no gastar más dinero del que quería? ¿Dónde estaba su corazón mientras su hijo lloraba de dolor por la infección? ¿Sintió remordimientos al ver a su hijo crecer con un par de muletas?
Ojalá Hetty haya descubierto antes de morir el significado de las palabras de Jesús: «Donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón».
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2014 “En la cima” Por: Kay D. Rizzo