«Cuando el Señor vio que Lea no era amada, le concedió hijos. Mientras tanto, Raquel permaneció estéril» (Génesis 29:31).
La historia de Raquel es como chocar contra un muro en un juego que parece imposible de superar: Ella quería formar una familia pero siempre se encontraba con la pantalla de «fin del juego». Eso era duro, en especial cuando su hermana Lea parecía ganar puntos con mucha facilidad.
Pero aquí viene el giro de la trama. Dios puso «en pausa» a Raquel. Pero después de un montón de espera y angustia, le dio un hijo, José. Y este chico no era un personaje cualquiera; estaba destinado a ser un jugador muy valioso en la historia de Israel.
Entonces, ¿cuál es la lección aquí para nosotros? Tener paciencia y confiar en el plan de juego de Dios, especialmente cuando eres adolescente y la vida parece un nivel con fallos que no puedes superar. A veces, nos sentimos desanimados o sentimos que no estamos sumando los puntos que deberíamos, pero es ahí cuando necesitamos hacer una pausa y recordar: Dios tiene una estrategia incluso cuando no la vemos.
Igual que Raquel, nos enfrentamos a cosas que están fuera de nuestro control. Pero eso no significa que sea el final del juego. Significa que debemos esperar a que Dios nos lance ese «comodín» o nos muestre ese pasadizo secreto que lleva al siguiente nivel. Su historia es un aviso para todos nosotros de mantener la fe y la esperanza al máximo, incluso cuando la pantalla parece congelada.
Así que, sigamos el ejemplo de Raquel, mantengamos nuestra fe y esperanza como ajustes predeterminados y confiemos en que Dios tiene algunas victorias épicas preparadas para nosotros. Elevemos una oración pidiendo esa confianza inquebrantable en Dios, que es el diseñador de juegos supremo.
Oración: Ayúdame, Padre, a mantener la fe y la esperanza en ti.
Tomado de: Lecturas Devocionales de Adolescentes 2025
“MEGAVALIOSOS»
Por: Andrés J. Peralta
Colaboradores: Jhygceli Dávila y Adriana Jiménez