«Me despierta todas las mañanas, para que reciba sus enseñanzas como todo buen discípulo». Isaías 50: 4, TLA
Una de las preguntas más comunes es: «¿Cómo puedo distinguir la voz de Dios?». En repetidas ocasiones he visto jóvenes y señoritas acercarse a mí para preguntarme al respecto. Aunque no creo que haya un método exacto, ya que Dios no está sujeto a nuestras definiciones y dictámenes, sí creo quela Biblia presenta algunos parámetros que podemos tomar como punto de partida si queremos escuchar y reconocer la voz de Dios.
Uno de los relatos que mejor ilustran los tres principios que quiero compartir hoy contigo es el de Samuel y Elí (ver 1 Samuel: 3). En este relato Samuel recibió su primera visión como profeta y, en el proceso, aprendió a distinguir la voz de Dios.
En primer lugar, Samuel se encontraba donde Dios hablaba. A menudo queremos que Dios venga y nos hable donde nos encontramos, pero la Biblia señala que yo soy el que debo adaptarme a Dios y no lo contrario. En Exodo 25: 22 Dios le dice a Moisés que él se comunicaría desde el arca del pacto, en el lugar santísimo. 1 Samuel 3: 3 dice que Samuel estaba durmiendo «donde se encontraba el arca de Dios». ¿Quieres oír la voz de Dios? Acércate a donde él está (ver Hebreos IO: 22).
En segundo lugar, el relato señala que Dios le habló a Samuel «antes que la lámpara de Dios fuera apagada» (1 Samuel 3: 3). Levítico 24: 3 señala que las lámparas ardían «desde la tarde hasta la mañana» (RV95), o sea, «toda la noche» (DHH). Eso quiere decir que Samuel escuchó la voz de Dios poco antes del amanecer. Jesús también oraba «cuando todavía estaba oscuro» (Marcos 1: 35) e Isaías recibía las enseñanzas de Dios «todas las mañanas» (Isaías 50: 4, TLA). Aunque Dios habla constantemente, las primeras horas del día son las ideales para escuchar a Dios, pues hay menos ruido que nos distraiga.
Por último, el relato sugiere que Dios le habló a Samuel porque este estaba dispuesto a escuchar la voz de Dios. Juan 7: 17 dice que, si estamos dispuestos a hacer la voluntad de Dios, podremos reconocer cuando él nos habla. Si no escuchamos a Dios con más frecuencia, se debe más a nuestra actitud que a su disposición para comunicarse con nosotros. ¿Estás tú dispuesto hoy a escuchar al Señor?
Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2025
«HOY ES TENDENCIA»
POR: JORGE L.RODRÍGUEZ
Colaboradores: Isaí Cedano y Karla González
