jueves , 20 noviembre 2025
Matinal de Jóvenes 2025

Canción sangrienta

 

«Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua». Juan 19: 34

En el año 1772, el compositor inglés William Cowper compuso el himno «Hay una fuente sin igual, en el cual» se nos dice que «hay una fuente sin igual,la Sangre de Emanuel, en donde lava cada cual las manchas que hay en él». Como me crie en un ambiente cristiano, he cantado este himno decenas; quizás cientos de veces. Conozco la melodía, pero te confieso que nunca medité mucho en la letra.

La cantidad de sangre que menciona este himno resulta horrenda y repugnante o para las personas educadas del siglo XXI. Todos hemos visto una fuente repleta de agua, generalmente en los parques, por lo quela idea de una estructura similar pero rebosante de sangre resulta chocante. Quizás por eso, de inmediato entendemos el himno como una metáfora, captando la alusión al bautismo cristiano, la celebración que esto implica y el perdón que obtenemos mediante la fe en la muerte de Cristo. Sin embargo, este genial himno contiene un delicado equilibrio entre lo metafórico y lo real, entre lo espiritual y lo histórico, que debemos tener presente.

Si bien es cierto accedemos al perdón divino mediante la fe, la crucifixión de Jesús fue un acontecimiento verídico, histórico y muy sangriento. Elena G. de White lo describió con crudeza: «Desnudo hasta la cintura, su espalda revelaba los largos, y crueles azotes, de los cuales la sangre fluía copiosamente. Su rostro manchado de sangre llevaba las marcas del agotamiento y el dolor»(El Deseado de todas las gentes, p. 697). Jesús mismo dijo que el Mesías «tenía» que sufrir (ver Lucas 24: 26). Pablo añade que «Cristo ha entrado en el santuario, ya no para ofrecer la sangre de chivos y becerros, sino su propia sangre; ha entrado una sola vez y para siempre, y ha obtenido para nosotros la liberación eterna» (Hebreos 9: 12).

Aunque nuestra sensibilidad moderna se vea herida por la barbarie cometida en el Calvario, se necesitó sangre para proveer perdón para nuestros primeros padres (ver Génesis 3: 21), para salvar de la muerte a los primogénitos (ver Éxodo 12: 12-13) y todavía hoy se necesita la sangre de Jesús para rescatarnos «de la vida sin sentido» (1 Pedro 1: 18-19). Por eso te invito a cantar conmigo en este día: «Y yo también, cuan malo soy, lavarme allí podré; y en tanto que en el mundo estoy su gloria cantaré».

Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2025
«HOY ES TENDENCIA»
POR: JORGE L.RODRÍGUEZ
Colaboradores: Isaí Cedano y Karla González

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