«Yo te suplico, Señor, que te acuerdes de cómo te he servido fiel y sinceramente, haciendo lo que te agrada». Y lloró amargamente»
2 Reyes 20:3.
A doña Mechita le diagnosticaron cáncer de estómago y, por más que la iglesia oró, a los dos meses falleció. Este día, mientras escribo, la iglesia sufre la pérdida del profesor Elías Morales, muy querido entre alumnos, familiares y amigos. Se hicieron oraciones intercesoras a su favor y, a pesar de ello, murió. Como estos, podríamos mencionar incontables casos de grandes y piadosas personas que, a nuestro parecer, no merecían morir (o, al menos, no todavía).
Después de todas las reformas que Ezequías hiciera con el pueblo en la actividad religiosa y social; después de ver el poderoso brazo de Jehová peleando a su favor; recibe la noticia: «Dice Dios que vas a morir». El rey no pudo aceptar la decisión de Dios. Después de todo, ¿cómo era posible que lo dejara morir si se había conducido con integridad y había hecho la voluntad divina? Le pareció bien al rey apelar al Señor, y oró. No logro entender por qué, ante esa única oración, Dios sí cambió lajugada, y le permitió al monarca vivir quince años más. Debió de ser un motivo de gozo, de júbilo y de fiesta en el palacio.
Ante la enfermedad, muchos quisieran que su oración fuera contestada tan inmediatamente como lo fue la del rey. Creen que, si su oración no tiene efectos favorables, es porque Dios no los escucha y, en el peor de los casos, nos los ama. Reclaman al Señor: «Acuérdate de que he sido un buen pastor, un fiel diácono, una buena Dorcas»… «Señor, ¿por qué a mí, si te he servido con fidelidad todos estos años? Sáname, porque creo que lo merezco». Sin embargo, el fin de la vida del rey Ezequías es una gran lección para todos aquellos que queremos cambiar la voluntad de Dios por la nuestra. De haber muerto quince años antes, el registro de su vida habría sido intachable. El Señor lo probó para ver qué había en su corazón, y esta vez no pasó la prueba (ver Isaías 39; 2 Crónicas 32:31).
Está bien que pidamos la sanidad de nuestro cuerpo, pero anteponiendo siempre a nuestra voluntad la voluntad de Dios. Él sabe qué futuro es mejor para nosotros, si quince años más o la vida eterna,
Posdata: Feliz por su voluntad.
Lecturas Devocionales para Damas 2025
“MÁS FELIZ EN CRISTO»
Por: Sayli Lucía Guardado Chan
Colaboradores: Milenia de la Rosa y Silvia García
