Confiar en el poder de Dios
Mientras Josué dirigía la batalla contra los amalecitas, Moisés ascendió a lo alto de una colina para orar. Con los brazos levantados hacia el cielo, Moisés intercedió en favor del pueblo de Dios, que eran un agotado grupo de refugiados. Levantar los brazos hacia el cielo simbolizaba la total dependencia de Dios y la conexión con el cielo a través de la oración.
Mientras Moisés mantenía los brazos levantados hacia el cielo, Josué y sus combatientes iban dominando en la batalla; cada vez que Moisés bajaba los brazos, los amalecitas tomaban ventaja (ver Éxo. 17: 9-11). Josué sabía que nunca ganaría la batalla con sus propias fuerzas. Se daba cuenta de que la batalla tenía una dimensión sobrenatural, con fuerzas invisibles en acción. Sabía que la intercesión de Moisés era tan esencial como su propia acción en el campo de batalla. Josué estaba preparado para la batalla y tenía confianza en que Dios traería la victoria porque sabía que Moisés estaba detrás de él orando. Esta es una hermosa imagen del tipo de ministerio intergeneracional que necesitamos hoy en día. Los jóvenes pueden hacer cosas asombrosas cuando son humildes y cuentan con el apoyo de personas mayores que oran por ellos y los animan.
Como hombre joven, Josué desarrolló así una confianza total en la capacidad de Dios para obtener la victoria. La plena confianza en el poder divino fue la clave de su éxito como líder a partir de ese día. Lo que hizo de Josué un destacado líder no fue su entrenamiento, ni sus brillantes estrategias, ni su estatura, ni su fuerza; fue su fe en Dios. Josué creía que Dios podía librarlos de los más arduos enemigos, y que así lo haría.
Tiempo después, esta fe inquebrantable en Dios hizo que Josué se mantuviera junto a Caleb y no cediera a las exigencias de la multitud cuando los otros diez espías regresaron de Canaán con un informe desalentador. Josué se unió a Caleb para suplicar a la congregación que no se rebelaran contra el Señor. Les dijo: «Si el Señor nos favorece, nos ayudará a entrar a esa tierra y nos la dará» (Núm. 14: 8). Josué y Caleb no depositaban su fe en sí mismos ni en sus capacidades, sino en el poder y la bondad de Dios. Eran muy conscientes de los gigantes que había en la tierra y de los peligros que los amenazaban, sin embargo, apelaron a la congregación: «Nosotros tenemos de nuestra parte al Señor. ¡No tengan miedo!» (v. 9). Su fe firme enfureció a los incrédulos; su propio pueblo los habría apedreado hasta la muerte en el acto si Dios no hubiera aparecido en escena para intervenir (v. 10).
La vida de Josué demuestra que el liderazgo espiritual no siempre es apreciado o aceptado. Ser líder puede ser muy solitario. Cultivar una relación con Dios es esencial para todo líder, ya que él es la única fuente constante de apoyo.
Después de repasar el texto que escribiste y resaltaste:
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¿Cómo actúas respecto a tus convicciones? ¿Cómo manejas la presión de la multitud?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2025.
4to trimestre 2025 «EL LIBRO DE JOSUÉ»
Lección # 02 «UN JOVEN LÍDER»
Colaboradores: Felipe Torres y Adriana Jiménez