«Porque el mismo Dios que mandó que la luz brotara de la oscuridad, es el que ha hecho brotar su luz en nuestro corazón, para que podamos iluminar a otros, dándoles a conocer la gloria de Dios que brilla en la cara de Jesucristo». 2 Corintios 4: 6.
¿Sabías que existe un animal que puede producir su propia luz incluso en la más abyecta oscuridad? Se llama «calamar luciérnaga» (Watasenia scintillans), una especie de calamar que vive en las profundidades del océano, entre 200 y 400 metros de profundidad. Este pequeño cefalópodo tiene cientos de órganos luminosos que le permiten emitir destellos de luz de diferentes colores para comunicarse, camuflarse o atraer a sus parejas. Su luz es tan potente que puede confundir a sus depredadores y escapar de ellos.
Aunque la capacidad del calamar luciérnaga es una maravilla de la naturaleza, la luz que irradia es limitada y temporal. Por el contrario, la Biblia señala que la luz de Dios es eterna e infinita. Más aún, él es luz (1 Juan 1:5). Y el Dios de luz, el mismo que fue capaz de ordenar que la luz brotara de la nada (Génesis 1: 3), a menudo se presenta derramando su luz sobre los seres humanos (Juan 1: 9). Por supuesto, en las Escrituras, «oscuridad» es sinónimo de pecado y perdición; mientras que «luz» es sinónimo de bien, de salvación y de liberación. Fíjate cómo Isaías profetiza la primera venida de Jesús utilizando estos dos símbolos: «El pueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían en tinieblas» (Isaías 9: 2).
Hoy, el mismo Dios que nos ha iluminado, nos dice: «Ustedes son la luz del mundo» (Mateo 5: 14). Pablo explica que la razón por la que Dios no solo nos «ilumina», sino que también nos convierte en luminarias es para que nosotros «podamos iluminar a otros, dándoles a conocer la gloria de Dios» (2 Corintios 4: 6).
Sí, tú y yo somos «la luz del mundo», pero no somos como el calamar luciérnaga, que usa su luz solo para beneficiarse a sí mismo. Nosotros, siguiendo el ejemplo de nuestro Dios, hemos de alumbrar al mundo, «para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo» (Mateo 5: 16).
Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2025
«HOY ES TENDENCIA»
POR: JORGE L.RODRÍGUEZ
Colaboradores: Isaí Cedano y Karla González