Relaciones saludables

sábado 10 mayo, 202599 Vistas

«Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne» (Génesis 2:24, RVR60).

Escucha la historia de Amina y Kwame. Esta pareja tenía una conexión de amor tan intensa que se sentía hasta en el silencio. Cuando la vida les puso el dilema de vivir juntos antes de casarse, se dedicaron a buscar respuestas en la fe que ambos compartían.

Soñaban con algo más que un trato cualquiera; querían algo a nivel Dios. Entre sus sesiones de oración y buscando en la Biblia, se toparon con la respuesta. Génesis 2:24 les dejó claro que un hombre y una mujer están hechos para unirse de verdad, pero en plan serio: en el matrimonio.

Mientras seguían su búsqueda, 1 Corintios 6:18-20 les recordó que mantenerse puros es clave. Sus cuerpos eran templos del Espíritu Santo y merecían respeto del bueno. Estaban decididos a darle a Dios el primer lugar en su relación, no solo de palabra, sino en cada acción.

Proverbios 3:5-6 les dio el poder para confiar en el plan de Dios y no en lo que ellos creían que estaba bien. La sabiduría de la Palabra fue su guía para elegir lo que honraba su fe.

Así que Amina y Kwame, siguiendo lo que Dios dice sobre las relaciones, decidieron esperar. Eligieron respetar el plan de Dios sobre sus propios deseos, y en esa obediencia encontraron una paz que solo llega cuando estás seguro de tu decisión.

Recuerdo cuando me encontré con ellos en Kenia. Su historia impactó fuertemente en la pequeña iglesia donde asistían, en las afueras de Nairobi, donde la fe era tan vibrante como los colores que llevaban puestos. Amina y Kwame no solo compartieron su decisión, sino también cómo transformó su relación y su entorno.

Si estás pensando en tus próximos pasos en tus relaciones, deja que el relato de Amina y Kwame te ilumine. Recuerda que vivir para Dios es una danza de fe y amor, un camino que a veces se tuerce, pero siempre con la promesa de tener a Dios de nuestro lado.