jueves , 15 mayo 2025
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Notas de Ellen G. White 2025

Fundamentos de la profecía

 

Desde la caída de Adán, Cristo había estado confiando la semilla de su palabra a sus siervos escogidos, para que la sembrasen en corazones humanos. Y un agente invisible, un poder omnipotente había obrado silenciosa pero eficazmente, para producir la mies. El rocío, la lluvia y el sol de la gracia de Dios habían sido dados para refrescar y nutrir la semilla de verdad. Cristo iba a regar la semilla con su propia sangre. Sus discípulos tenían el privilegio de colaborar con Dios. Eran colaboradores con Cristo y con los santos de la antigüedad. Por el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés, se iban a convertir millares en un día. Tal era el resultado de la siembra de Cristo, la mies de su obra (El Deseado de todas las gentes, pp. 162, 163).

El universo entero está bajo el control del Príncipe de la vida… Él pagó el rescate por el mundo entero. Todos pueden ser salvados por medio de él. Él nos llama a obedecer, creer, recibir y vivir. Él reunirá una iglesia que abarque a toda la familia humana, si todos abandonan el estandarte negro de la rebelión y se colocan bajo su estandarte. A los que crean en él, los presentará a Dios como súbditos leales. Él es nuestro Mediador, así como nuestro Redentor. Defenderá a sus seguidores elegidos contra el poder de Satanás y someterá a todos sus enemigos…

Cristo quería que sus discípulos comprendieran que no los dejaría huérfanos… Estaba próximo a morir, pero anhelaba que tuvieran la certeza de que volvería a vivir. Y después de la ascensión, aunque para los discípulos estuviera ausente, sin embargo, mediante la fe podrían verlo, conocerlo y saber que él continuaría teniendo el mismo interés y amor que les manifestó cuando estuvo con ellos (From the Heart, “Coworkers with Christ”, p. 252).

No hay consolador como Cristo, tan tierno y tan leal. Está conmovido por los sentimientos de nuestras debilidades. Su Espíritu habla al corazón. Las circunstancias pueden separarnos de nuestros amigos; el amplio e inquieto océano puede agitarse entre nosotros y ellos. Aunque exista su sincera amistad, quizá no puedan demostrarla haciendo para nosotros lo que recibiríamos con gratitud. Pero ninguna circunstancia ni distancia puede separarnos del Consolador celestial. Doquiera estemos, doquiera vayamos, siempre está allí. Alguien que está en el lugar de Cristo para actuar por él. Siempre está a nuestra diestra para dirigirnos palabras suaves y amables; para asistirnos, animarnos, apoyarnos y consolarnos. La influencia del Espíritu Santo es la vida de Cristo en el alma. Ese Espíritu obra en, y por medio de todo aquel que recibe a Cristo. Aquellos en quienes habita este Espíritu revelan sus frutos: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe (La maravillosa gracia de Dios, 6 de julio, p. 195).

Notas de Elena G. White para la Escuela Sabática 2025.
2do. Trimestre 2025 «ALUSIONES, IMÁGENES Y SÍMBOLOS: CÓMO ESTUDIAR LA PROFECÍA BÍBLICA»
Lección 07: «FUNDAMENTOS DE LA PROFECÌA»
Colaboradores: Xiomara  Moncada y Karla González

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