«Dios habrá de pedirnos cuentas de todos nuestros actos, sean buenos o malos, y aunque los hayamos hecho en secreto» Eclesiastés 12: 14.
Se cuenta que Hierón II, el rey de Siracusa, al recibir la corona de oro que él mismo había mandado hacer, comenzó a sospechar que no era de oro puro, sino que habían empleado otro metal por dentro para rellenarla. Empecinado en su sospecha, mandó a buscar al famoso matemático Arquímedes, a quien encargó la importante tarea de descubrir si había sido engañado por el orfebre. Pasaron los días, y, en una ocasión, cuando el filósofo se sumergía en su bañera, notó cómo el agua subía de nivel con el peso de su cuerpo, lo que le dio una idea de cómo resolver el enigma del rey. Tomó la corona de oro y otro objeto de oro puro y, notablemente, los niveles a los que subió el agua fueron distintos con ambos objetos. <¡Eureka!»; cuentan que gritó entonces el matemático, que tenía la respuesta para el rey quien, ciertamente, había sido engañado. Quizás el orfebre había pensado que nadie podría descubrir su engaño. No se cuenta qué sucedió con él, aunque no dudo que recibió un castigo por su atrevimiento.
¿Esconden algo negativo tus acciones? Imagina que Jesús está dando los juicios sobre la tierra y llega tu turno. <<¡Eureka!>> fuiste descubierta. Me resulta espantoso pensar que mi nombre se halle manchado con pecados no confesados y obras que pensé que nadie descubriría.
A diario nos enfrentamos a situaciones en las que debemos elegir entre el bien y el mal. A menudo, mientras nos observan, hacemos lo correcto, pero ¿y cuando nadie nos ve? El texto de hoy es clave. Dios dará la recompensa a las obras buenas, a las malas, pero también a las que fueron hechas en secreto y quedaron por mucho tiempo encubiertas. A toda acción le sucede un resultado. No hay obra mala oculta que no reciba su justo pago, si no en esta vida, en el juicio final quedará al descubierto.
La buena noticia es que hoy podemos confesar nuestras faltas, enmendar los errores y decidir hacer lo correcto cuando ningún ojo humano nos ve. Cuando te sientas tentada a tomar una decisión errónea, recuerda que hay alguien en los cielos que te dirá: <<¡Eureka!>> Es decir: «¡Te descubrí!»
Posdata: Feliz sin ocultar pecados.
Lecturas Devocionales para Damas 2025
“MÁS FELIZ EN CRISTO»
Por: Sayli Lucía Guardado Chan
Colaboradores: Milenia de la Rosa y Silvia García