Devocional Vespertino 2025 Para el: 11 marzo
«Porque has defendido mi juicio y mi causa; te has sentado en el trono del Juez de justicia».
Salmo 9: 4, RVA15
Nosotros no comprendemos la grandeza y la majestad de Dios ni recordamos la inconmensurable distancia que existe entre el Creador y las criaturas que formó con su mano. Aquel que está entronizado en los cielos, blandiendo el cetro del universo en su mano, no juzga conforme a nuestra norma finita, ni calcula conforme a nuestros cómputos. Nos equivocamos si pensamos que lo que es grande para nosotros debe ser grande para Dios, y que lo quees pequeño para nosotros debe ser pequeño para él.
Ningún pecado es pequeño ante la vista de Dios. Los pecados que el ser humano tiende a ver como pequeños pueden ser los mismos que Dios cuente como grandes delitos. Al borracho se le desprecia y se le dice que su pecado lo excluirá del cielo, mientras que el orgullo, el egoísmo y la avaricia no son reprochados. Pero estos pecados son especialmente ofensivos para Dios. Necesitamos claro discernimiento para que midamos el pecado conforme a las normas de Dios y no las nuestras. Adoptemos como nuestra regla la Palabra divina, no nuestras opiniones humanas.— Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 316.
Ahora, mientras dura el tiempo de gracia, no le incumbe a uno pronunciar sentencia contra los demás, y considerarse un hombre modelo. Cristo es nuestro modelo; imitémosle, asentemos nuestros pies en sus pisadas. Podemos profesar seguir todo punto de la verdad presente, pero a menos que practiquemos esas verdades, de nada nos valdrá.
No hemos de condenar a los demás; tal no es nuestra obra, sino, que debemos amamos unos a otros, y orar unos por otros. Cuando vemos a uno apartarse de la verdad, podemos llorar por él como Cristo lloró sobre Jerusalén. Veamos lo que dice nuestro Padre celestial en su Palabra acerca de los que yerran: «Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, ustedes, que son espirituales, restáurenle con espíritu de mansedumbre. Piensa en ti mismo, no sea que también tú seas tentado» (Gál. 6: 1, RVC).
Jesús se interesa en cada uno como si no hubiese otra persona en toda la tierra. Como Dios, ejerce gran poder en nuestro favor, mientras que como Hermano mayor nuestro, siente todas nuestras desgracias. La Majestad del cielo no se mantuvo alejada de la humanidad degradada y pecaminosa. No tenemos Sumo Sacerdote tan ensalzado y encumbrado, que no pueda fijarse en nosotros o simpatizar con nosotros, sino que fue tentado en todas las cosas como nosotros, aunque sin pecar.— Ibid., pp. 325, 326.
EL TRONO DE GRACIA
Tomado de: Lecturas Devocional Vespertino 2025
«La Maravillosa Gracia De Dios»
Por: Elena G. White
Colaboradores: José Sánchez y Silvia García
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