Matinal de Damas 2025 Para el: 12 marzo
«Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios
en toda oración y ruego, con acción de gracias»
Filipenses 4: 6 RV95.
Saber qué lugar ocupamos en el universo es primordial a la hora de presentarnos en oración ante el Rey de reyes. Una actitud equivocada al orar puede cerrar las ventanas de los cielos en vez de abrirlas. Es verdad que somos *hijas del Rey*, pero aun en los protocolos de la realeza, las princesas deben presentarse con reverencia ante el monarca.
Repasemos la experiencia de dos hombres, mientras las comparamos con la fórmula de tres pasos del apóstol Pablo: oración, ruego y acción de gracias.
Orar es sentir la necesidad de elevarnos al trono de la gracia. El fariseo oraba por la presunción de su cargo. El publicano oraba en reconocimiento de su condición de humano pecador (ver Lucas 18: 10).
Rogar es pedir algo como un favor y con toda humildad, a sabiendas de que somos incapaces de obtenerlo por nosotros mismos. El fariseo rogaba con soberbia por lo que creía merecer. El publicano rogaba con humildad por lo que no merecía recibir.
Agradecer La palabra «gracias» proviene del latín gratia, que expresa la honra y alabanza que se tributa a otra persona; en nuestra fórmula, a Dios. El fariseo dio gracias haciendo alarde de sus buenas obras, dándose él mismo la alabanza, mientras que el publicano estaba agradecido por lo que el Soberano Dios pudiera hacer con él.
¿Quién dijo Jesús que regresó a su casa justificado? El publicano.
En ocasiones cumplimos con las dos primeras partes de la fórmula de la oración presentada por el apóstol Pablo en Filipenses 4: 6, pero olvidamos la tercera, que, no por ser la última es menos importante. Un corazón agradecido no está esperando que las respuestas de Dios sean siempre a su favor, ni el cumplimiento mágico de sus caprichos, sino que da la honra y la alabanza a Dios en cualquiera que sea la circunstancia que esté viviendo y con la plena certeza de que Dios no se equivoca en ninguno de sus designios.
Un corazón que ora, ruega y agradece, es un corazón que está abierto para que el Espíritu Santo derrame la gracia santificadora de Cristo en él. Esta forma de orar no falla. ¿Está abierto tu corazón?
Posdata: Feliz al presentarme ante el rey
Lecturas Devocionales para Damas 2025
“MÁS FELIZ EN CRISTO»
Por: Sayli Lucía Guardado Chan
Colaboradores: Milenia de la Rosa y Silvia García
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