Lección de Univversitarios 2025 Para el: 12 marzo
Cuando Jesús atravesó el dolor profundo
Incluso Jesús, el Hijo de Dios, anhelaba la compañía y el apoyo de sus amigos en aquella hora oscura, cuando expresó que sentía en su alma «una tristeza de muerte» (Mateo 26: 38). En su dolor, Jesús buscó la compasión humana y exclamó: «Quédense ustedes aquí, y permanezcan despiertos conmigo» (vers. 38). Jesús anhelaba que sus allegados estuvieran presentes y atravesando con él su aflicción. Quería que prestaran atención a lo que sucedía y estuvieran dispuestos a ofrecer su apoyo en oración.
Quien tiene la paciencia y la vigilancia para permanecer y velar con una persona que está de duelo sabe que puede pasar mucho tiempo hasta que la persona se recupere. Sin embargo, como comprendemos que el duelo toma tiempo, podemos soportar el viaje con ellos y estar preparados, por la guía de Dios, para suplir sus necesidades o para ayudarlos a encontrar el apoyo que puedan necesitar. Estar a su lado puede significar recibir llamadas en mitad del día o de la noche para escucharlos; puede suponer escucharlos contar la misma historia una y otra vez. El acto de narrar su historia es curativo; les permite procesar lo ocurrido y expresar cómo se sienten. Estar a su lado puede significar llevarlos a una cita o al supermercado; puede ser llevarles pañuelos de papel para secarse las lágrimas. Estar presente con ellos les proporciona un lugar de descanso seguro donde pueden compartir sus lágrimas y, a veces, sus risas. Significa ayudarlos a buscar la comunión con otras personas que puedan infundir esperanza en sus corazones a través del ministerio del Espíritu Santo.
El relato de Jesús en Getsemaní nos enseña que el que está de duelo debe estar abierto a recibir apoyo como parte del proceso de recuperación. Cristo no rechazó la pena y el dolor, sino que los expresó y pidió consuelo y apoyo para superarlos. No tengas miedo de pedir ayuda cuando la necesites. Haz una lista de personas y lugares que te apoyen y búscalos, o pide a alguien de confianza que te ayude en este proceso. Jesús expresó su deseo de compañía humana cuando pidió a sus amigos que velaran y oraran con él. El peso de las penas que Jesús cargaba lo habría aplastado de no ser por un ángel del cielo que fue enviado para fortalecerlo (ver Lucas 22: 43).
Por último, Jesús nos enseñó que la oración es clave en el duelo. Al igual que Jesús, Pablo también pidió oración cuando se enfrentaba a los últimos días de su vida (ver Filipenses 1: 19-21). A veces, cuando oramos con y por los que están enlutados, puede que ni siquiera sepamos por qué orar, pero al hacerlo, podemos confiar en que el Espíritu Santo y los ángeles de Dios nos ayudarán a ministrar y proporcionar consuelo.
Medita nuevamente en 1 Tesalonicenses 4 y busca dónde está Jesús en el pasaje.
¿Cómo respondió Jesús al dolor? ¿Qué podemos aprender de su ejemplo?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2025.
1er trimestre 2025 «RENOVAR LA MENTE»
Lección 11 «AFRONTAR EL DUELO»
Colaboradores: Felipe Torres y Adriana Jiménez
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