Lección de Univversitarios 2025 Para el: 13 marzo
Agua amarga curativa
«Quiero decir a los que están afligidos: tened confianza en la esperanza de la resurrección. Las aguas de las que habéis estado bebiendo son tan amargas para vuestro paladar como lo fueron las aguas de Mara para los hijos de Israel en el desierto, pero Jesús puede endulzarlas con su amor. […]
»Dios ha provisto un bálsamo para cada herida. Hay un bálsamo en Galaad, y también hay un médico allí. ¿No estudiaréis las Escrituras como nunca antes? Buscad al Señor para que os proporcione sabiduría para cada emergencia. En cada prueba rogad a Jesús que os muestre el camino que os hará salir de vuestros problemas, y entonces vuestros ojos serán abiertos para que contempléis el remedio y apliquéis a vuestro caso las promesas sanadoras registradas en su Palabra. En esta forma el enemigo no encontrará lugar para induciros a lamentaros y a ser incrédulos; pero en lugar de esto tendréis fe, esperanza y valor en el Señor. El Espíritu Santo os dará un claro discernimiento para que veáis y os apropiéis de cada bendición que servirá de antídoto contra la aflicción, como una rama sanadora para cada gota de amargura que se vierta en vuestros labios. Cada gota de amargura será mezclada con el amor de Jesús, y en vez de quejaros debido a la aflicción, comprenderéis que el amor y la gracia de Jesús están tan mezclados con el pesar, que este se ha convertido en un gozo humilde y santificado.
»Cuando nuestro hijo mayor Enrique estaba a las puertas de la muerte, dijo: “El lecho de dolor es un lugar precioso cuando contamos con la presencia de Jesús”. Cuando nos veamos obligados a beber las aguas de amargura, apartémonos de lo amargo y busquemos aquello que es precioso y que irradia luz. Cuando el alma humana está sometida a pruebas, la gracia puede proporcionarle seguridad, y cuando estamos junto al lecho de muerte y vemos cómo el cristiano puede soportar el sufrimiento y pasar por el valle de muerte, reunimos fuerza y valor para trabajar, y no flaqueamos ni nos desanimamos en la tarea de conducir las almas a Jesús».— Elena G. de White, Mensajes selectos, t. 2, cap. 27, pp. 276-277
«Juntos se dirigieron a la tumba. Era una escena triste. Lázaro había sido muy querido, y sus hermanas lo lloraban con corazones quebrantados, mientras que los que habían sido sus amigos mezclaban sus lágrimas con las de las hermanas enlutadas. A la vista de esta angustia humana, y por el hecho de que los amigos afligidos pudiesen llorar a sus muertos mientras el Salvador del mundo estaba al lado, “lloró Jesús”. Aunque era Hijo de Dios, había tomado sobre sí la naturaleza humana y le conmovía el pesar humano. Su corazón compasivo y tierno se conmueve siempre de compasión hacia los dolientes».— Elena G. de White, El Deseado de todas las gentes, cap. 58, pp. 502-503
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2025.
1er trimestre 2025 «RENOVAR LA MENTE»
Lección 11 «AFRONTAR EL DUELO»
Colaboradores: Felipe Torres y Adriana Jiménez
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