Devocional Vespertino 2025 Para el: 10 marzo
«Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reino».
Salmo 45: 6
Aunque ascendió a la presencia de Dios y comparte el trono del universo, Jesús no ha perdido nada de su naturaleza compasiva, Hoy el mismo tierno y simpatizante corazón está abierto a todos los pesares de la humanidad. Hoy las manos que fueron horadadas se extienden para bendecir abundantemente a su pueblo que está en el mundo.
En todas nuestras pruebas, tenemos un Ayudador que nunca nos falta. Él no nos deja solos para que luchemos con la tentación, batallemos contra el mal, y seamos finalmente aplastados por las cargas y tristezas. Aunque ahora esté oculto para los ojos mortales, el oído de la fe puede oír su voz que dice: «No temas; yo estoy contigo. Yo soy «el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo por siglos de siglos»» (Apoc. 1: 18).— El Deseado de todas las gentes, cap. 53, pp. 455-456.
Aquellos que apartan la iniquidad de sus corazones y que extienden sus manos en ferviente súplica ante Dios recibirán la ayuda que solo Dios puede darles. Se ha pagado un rescate por las almas de los seres humanos para que tengan una oportunidad de escaparse de la esclavitud del pecado y obtengan el perdón, la pureza y el cielo mismo. Aquellos que frecuentan el trono de la gracia, pidiendo sincera y fervientemente sabiduría y poder de lo alto, seguramente se convertirán en siervos activos y útiles del Señor. Posiblemente no posean grandes talentos, pero con humildad de corazón y una firme confianza en Jesús podrán hacer una buena obra trayendo almas a Cristo. Alcanzarán a la gente por medio de Dios.
Hay miles que tienen un falso concepto de Dios y de sus atributos. Dios es un Dios de verdad. La justicia y la misericordia son los atributos de su trono. Es un Dios de amor, de piedad y de tierna compasión. Así está representado en su Hijo, nuestro Salvador. Es un Dios paciente y longánime. Si así es el ser que adoramos y cuyo carácter procuramos asimilar, entonces estamos adorando al verdadero Dios.
Si seguimos a Cristo, sus méritos, que nos son imputados, llegan ante el Padre como olor fragante; y las bondades del carácter de nuestro Salvador, implantadas en nuestro corazón, derramarán una dulce fragancia en nuestro alrededor.— Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 161, 162, 163.
EL TRONO DE GRACIA
Tomado de: Lecturas Devocional Vespertino 2025
«La Maravillosa Gracia De Dios»
Por: Elena G. White
Colaboradores: José Sánchez y Silvia García
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