Lección E. Sabática 2025 Para el: 14 enero
¿Cómo es posible que el Dios del universo se complazca en meros seres humanos, fugaces manchas de protoplasma en un minúsculo planeta en medio de lo que probablemente sea un universo infinito? ¿Cómo es posible que los seres humanos importen tanto al Ser supremo, que es todopoderoso y no necesita nada? Estas preguntas pueden dividirse en dos aspectos. En primer lugar, ¿cómo puede Dios mismo deleitarse? En segundo lugar, ¿cómo podemos los seres humanos deleitarlo, sobre todo en vista de nuestra pecaminosidad? El primer aspecto de estas preguntas es el tema de nuestro estudio de hoy; El segundo aspecto nos ocupará mañana.
Lee Isaías 43: 4; Salmo 149: 4; y Proverbios 15: 8 y 9. ¿Qué nos dicen estos textos acerca del deleite de Dios a causa de nosotros individualmente y de su pueblo?
Como vimos parcialmente ayer, Dios puede complacerse en los seres humanos porque ama a las personas de una manera que tiene en cuenta los mejores intereses para ellas, así como lo haría cualquiera que amara y se preocupara por los demás.
Por el contrario, Dios se disgusta con su pueblo cuando este hace lo malo. De hecho, Proverbios 15: 8 y 9 enseña que, mientras que el «sacrificio» y el «camino» de los malvados son «abominable[s] para Jehová», la «oración de los rectos es su gozo» y «él ama» al que sigue la justicia». Este pasaje no solo muestra que a Dios le disgusta el mal, sino también que se deleita en la bondad. Además, pone el deleite divino y el amor en una relación directa, mostrando la profunda conexión existente entre el amor de Dios y su deleite, que aparece en toda la Escritura.
Según Salmo 146: 8 : «Jehová ama a los justos». Otro texto, 2 Corintios 9: 7 , añade: «Dios ama al dador alegre». Observa, en primer lugar, lo que estos versículos no dicen. No dicen que Dios ama solo a los justos o que Dios ama solo al dador alegre. Dios ama a todos. Sin embargo, para que estos textos transmitan algo, deben significar que Dios ama a «los justos» y «al dador alegre» en algún sentido especial. Lo que hemos visto en Proverbios 15: 8 y 9 contiene la clave acerca de esto: Dios los ama en el sentido de estar complacido con ellos.
Piensa en cuán estrechamente ligados están el Cielo y la Tierra para que Dios, el Creador del universo, esté tan íntimamente comprometido, incluso emocionalmente, con nosotros. ¿Qué esperanza debería darte esta asombrosa idea, especialmente si estás atravesando por un mal momento?
Lección de Escuela Sabática para Adultos 2024.
1er. Trimestre 2025 «EL AMOR DE DIOS Y SU JUSTICIA»
Lección 3: «PARA DESAGRADAR A DIOS»
Colaboradores: Esmeralda Bermudes y Karla González
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