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La Carta inspirada del apóstol Pablo a la iglesia de Roma deja entrever el anhelo de Dios de que los creyentes experimenten una renovación de la mente (ver Romanos 12: 2 ). La mente es donde formamos ideas y objetivos, adquirimos conocimientos, resolvemos problemas, respondemos preguntas y tomamos decisiones. Salomón resume acertadamente su importancia, al aconsejar: «Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque ella es fuente de vida» ( Proverbios 4:23 ). Renovar la mente significa reemplazar viejos patrones de pensamiento, actitudes y motivos por otros nuevos. Renovar las mentes quebrantadas implica superar los miedos, abandonar la amargura y encontrar propósito y esperanza.

Tal renovación cambia la forma en que nos vemos a nosotros mismos ya los demás. Pablo describe la actitud humilde de una mente renovada en Romanos 12: 3 , aconsejando a los creyentes «que ninguno piense de sí mismo más de lo que debe pensar. Antes bien, cada uno piense de sí con moderación». Pablo no solo hablaba de moderación o sobriedad literal, sino que es también una metáfora del estado espiritual: una mente sobria es aguda y está alerta, en cambio, una mente intoxicada se adormece, causando mareos, debilidad, parálisis, pérdida de memoria y, a veces, pérdida de conciencia. La embriaguez distorsiona la percepción que las personas tienen de sí mismas y de su entorno, lo que dificulta y conducir un vehículo con seguridad caminar. La intoxicación, ya sea física o espiritual, perjudica gravemente la capacidad de pensar bien. Por lo tanto, la sobriedad espiritual implica mantener nuestra mente sana y receptiva.

Pedro, discípulo de Jesús, advirtió a los creyentes que pensaran con sobriedad para poder resistir los avances del enemigo. «Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar» ( 1 Pedro 5:8 , RV60). Hablando especialmente a los creyentes de los últimos días, Pedro escribió: «El fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración» ( 1 Pedro 4:7 ). El enemigo actúa con el fin de hacer que nuestro pensamiento sea ineficaz. Sabe que se le acaba el tiempo, está enfadado y hace todo lo posible por destruirnos ( Apocalipsis 12:12 ). Los primeros maestros de la Iglesia prepararon a los creyentes para discernir las estrategias del enemigo, de modo que no se vieran sorprendidos por sus ataques ni ignoraran «sus maquinaciones» ( 2 Corintios 2: 11 ). Los creyentes de hoy también debemos estar atentos a las estrategias que el enemigo usa para secuestrar nuestras mentes y confundir nuestro pensamiento.

Pedro hablaba por experiencia personal. La noche en que traicionó a Jesús, ¿no lo había animado el Maestro a estar alerta (ver Mateo 26: 40, 41 )? ¿No le había advertido Jesús que si no vigilaba su vida espiritual lo negaría (ver Lucas 22: 31-34 )? La falta de autoconsciencia espiritual de Pedro lo llevó a descuidar la oración y, como resultado, maldijo a Jesús y más tarde lloró por su error (ver Mateo 26: 74, 75 ). Descuidó escuchar el consejo de su Salvador para que fuera consciente de cómo Satanás intentaba arruinar su vida. Más tarde, Pedro se dio cuenta de su necesidad de Cristo, se arrepintió, fue restaurado en su relación con Jesús y se convirtió en un gran predicador de la salvación.

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Memoriza tu versículo favorito de Romanos 12: 1-3. Escríbelo varias veces a fin de que te sea más fácil recordarlo.

Para experimentar una renovación de la mente, ¿qué tres cosas puede hacer una persona?

Haz una lista de estrategias que suele usar Satanás para mantener cautiva la mente humana.

¿Cómo ha estado Satanás manteniendo cautiva tu mente?