EL REINO DE LA GRACIA
«Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del Reino>> Mateo 4: 23
Así también en la muchedumbre congregada en el monte había más de uno de quien se podía decir que, en presencia de la pureza de Cristo, se sentía «infeliz y miserable, pobre, ciego y desnudo» (Apoc. 3: 17), y anhelaba la gracia de Dios, «la cual trae salvación» (Tito 2: 11).
Refiriéndose a los pobres en espíritu, Jesús dice: «El reino de Dios les pertenece». Dicho reino no es, como habían esperado los oyentes de Cristo, un gobierno temporal y terrenal. Cristo abría ante los seres humanos las puertas del reino espiritual de su amor, su gracia y su justicia. Sus súbditos son los pobres de espíritu, los mansos y los que padecen persecución por causa de la justicia. A ellos les pertenece el reino de los cielos. Si bien no ha terminado, en ellos se ha iniciado la obra que los facultará «para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz» (Col. 1: 12).
Todos los que sienten la absoluta pobreza del alma, que saben que en sí mismos no hay nada bueno, pueden hallar justicia y fuerza recurriendo a Jesús. Nos invita a cambiar nuestra pobreza por las riquezas de su gracia. No merecemos el amor de Dios, pero Cristo, nuestro fiador, es sobremanera digno y capaz de salvar a todos los que acudan a él. No importa cuál haya sido la experiencia del pasado ni cuán desalentadoras sean las circunstancias del presente, si acudimos a Cristo en nuestra condición actual—débiles, sin fuerza, desesperados—, nuestro compasivo Salvador saldrá a recibirnos mucho antes de que lleguemos y nos rodeará con sus brazos amantes y con el manto de su propia justicia.— El discurso maestro de Jesucristo, cap. 2, pp. 19-24.
Tomado de: Lecturas Devocional Vespertino 2025
«La Maravillosa Gracia De Dios»
Por: Elena G. White
Colaboradores: José Sánchez y Silvia García