Dios se retrata en las Escrituras como el que «sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas» (Salmo 147: 3); como el gran Médico del que tenemos necesidad los que estamos enfermos (ver Mateo 9: 12); como nuestro «sanador». Es alentador ver que a Dios le interesa que sus hijos estemos sanos en todo el sentido de la palabra.
La Organización Mundial de la Salud define estar sanos como «disfrutar de un estado de completo bienestar físico, social y mental, y no solamente como la ausencia de enfermedades». Yo añado, por supuesto, el aspecto espiritual, sin el cual nuestra salud (especialmente la mental) se ve tan fuertemente impactada. Tal es así que, hoy por hoy, los expertos afirman sin tapujos que la psicología moderna se queda corta si no añadimos la creencia en algo más grande que nosotros mismos y que le da propósito a nuestra vida.
Para proveernos la bendición de la salud, Dios nos da indicaciones en su Palabra.
Con respecto al bienestar físico. Especialmente en Génesis y Levítico, Dios nos instruye acerca de cómo debe ser nuestra alimentación para que disfrutemos del máximo rendimiento físico e intelectual. Debe basarse en cereales, frutas, verduras, hortalizas y nueces. Ignorar esto y abusar de otro tipo de productos (de origen animal o la comida rápida) nos pasará factura. Es interesante que, en el mismo libro de Éxodo donde se encuentra el versículo de hoy, vemos a Dios proveyendo milagrosamente maná para su pueblo, que era un pan del cielo, un cereal; y también agua, que es el único líquido que realmente calma sed a la par que nos proporciona salud.
Con respecto al bienestar social, Dios nos dio el sábado para que nos unamos a él y a nuestros hermanos en la fe. Obviamente, el reposo es también importante para el bienestar físico. Dios creó el sábado para que, un día de cada semana, descansemos de todo nuestro trabajo (salud física) y nos dediquemos a la conexión con Dios y con el prójimo (salud social y espiritual). Dicho con palabras actuales: con el sábado matamos dos pájaros de un tiro.
Con respecto a la salud mental y la espiritual, Dios nos ha dado la verdad, porque la verdad importa. La necesitamos para sustituir los autoengaños de nuestro cerebro, que tanto daño nos hacen llevándonos a juzgar mal a los demás, a nosotros mismos y la vida en general.
Dios quiere que vivamos sanos aquí mientras nos preparamos para la eternidad. Hoy te dice: «Soy tu sanador», para que enfrentes el día con esperanza y desees serle fiel.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2024 «ASÍ ES DIOS» Aprendiendo a conocer a Dios Por: Pr Roberto Herrera Colaboradores: Nilken Ortíz y Silvia García