«No se engañen ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha» (Gálatas 6:7).
LA TERCERA LEY DE NEWTON AFIRMA QUE para cada acción siempre hay una reacción opuesta y de igual intensidad. Para experimentar lo que describe esta ley, haz el experimento de al lado.
Ata el extremo de un elástico de 25 cm a una moneda y luego envuelve la moneda con varias hojas de papel, arrugándolas hasta formar una bolita (deja el elástico por fuera). Por último, pon un poco de cinta adhesiva para que la bolita sea consistente. Ahora, como si fueras a lanzar un yoyo, ata el extremo libre de la goma elástica a tu dedo. A continuación, lanza la pelota, flotarás que cuanto más fuerte la lances, más rápido volverá.
Desgraciadamente, algo parecido a lo que ocurre en el experimento puede suceder en nuestras actitudes cotidianas. Por ejemplo, si las personas son dulces y amables con nosotros, generalmente queremos devolverles la gentileza de alguna manera, pero si son agresivas e intolerantes, nuestra reacción suele ser la misma que la actitud que ellos nos mostraron.
Sin embargo, debemos aprender a seguir el ejemplo de Jesús. Independientemente de las acciones de personas como Judas, Herodes y tantos otros que lo hicieron sufrir, Jesús nunca reaccionó del mismo modo que ellos. Eso no significa que Jesús apruebe las injusticias. A él no le gusta el sufrimiento y no quiere que vivamos oprimidos, pero nos enseña a resolver nuestros conflictos de la manera correcta.
Dios envió a Jesús a morir en nuestro lugar y a darnos una segunda oportunidad porque nos quiere siempre a su lado. Que la acción de Dios genere en nosotros una reacción de la misma intensidad, y que Jesús nos ayude a actuar siempre de la manera correcta, ¡sembrando amor y cosechando amor!