“Jesús respondió: ‘Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. Todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto?’ ” (Juan 11:25, 26).
La Biblia deja en claro que Jesucristo es el Hijo eterno, uno con el Padre, no creado ni engendrado. Jesús es quien creó todo lo que existe (Juan 1:1-3). Por lo tanto, Jesús siempre ha existido; nunca hubo un momento en el que no haya existido. Aunque Jesús vino a este mundo y tomó sobre sí nuestra humanidad, siempre conservó su divinidad y, en momentos concretos, dijo e hizo cosas que la revelaron.
Esta verdad era importante para Juan. Por eso, al relatar algunos de los milagros de Jesús, Juan los utilizó para señalar la divinidad de Cristo. Jesús no solo dijo cosas que revelaban su divinidad, sino también respaldó sus palabras con hechos que la corroboraron.
La lección de esta semana examina tres de las mayores señales o evidencias de la divinidad de Jesús. Lo sorprendente es que, en cada caso, algunas personas no creyeron en el milagro o no percibieron su significado. Algunas de ellas se alejaron de Jesús; otras profundizaron su ceguera espiritual; y otras tramaron la muerte de Jesús. Aun otros aceptaron la evidencia que se les ofreció y creyeron en Jesús como el Mesías.
Lección de Escuela Sabática para Adultos 2024. 4to. Trimestre 2024 « TEMAS EN EL EVANGELIO DE JUAN » Lección 02: «SEÑALES DE DIVINIDAD» Colaboradores: Esmeralda Bermudes y Adriana Jiménez