“Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39).
“¿Sabías que, en su vida, Cristo cumplió 332 profecías diferentes del Antiguo Testamento?”. Max Lucado
¿Por qué confiar en Jesús? Por supuesto, tú tendrás tus propias razones; para mí, una de las más convincentes es comprobar en su vida cómo fue cumpliendo, en cada detalle, lo que de él decían las Escrituras. A pesar de que tenía plena libertad, no se apartó ni un ápice de la voluntad divina para él expresa en el sagrado libro, y eso me hace confiar en Jesús completamente.
Cuando la gente comenzó a odiarlo, lejos de pedir a sus discípulos que devolvieran el mismo odio, sencillamente les dijo: “Tienen que cumplirse las palabras […]: ‘Me odiaron sin motivo’ ” (Juan 15:24, 25). En vez de huir del lugar donde sería crucificado, “llamó aparte a los doce discípulos, y les dijo: ‘Ahora vamos a Jerusalén, donde se cumplirá todo lo que los profetas escribieron acerca del Hijo del hombre’ ” (Luc. 18:31). A pesar de saber que le esperaban el maltrato y la muerte, “encontró un burro y montó en él, como se dice en la Escritura” (Juan 12:14, 15), e hizo su entrada triunfal. Durante su juicio, “fue maltratado, pero se sometió humildemente, y ni siquiera abrió la boca; lo llevaron como cordero al matadero, y él se quedó callado”, tal como decía de él Isaías 53:7.
Cuando Judas lo traicionó, en vez de rebelarse a esa traición, explicó que a través de ella se cumplía lo que habían dicho los profetas (ver Mat. 26:47-56; Sal. 41:9). Cuando unos hombres armados llegaron para arrestarlo, él no salió huyendo, sino que afirmó: “Esto sucede para que se cumplan las Escrituras” (Marc. 14:43-49). Durante la crucifixión, cuando los soldados decidieron no romperle la ropa sino sorteársela entre ellos, “se cumplió la Escritura que dice: ‘Se repartieron entre sí mi ropa, y echaron a suertes mi túnica’ ” (Juan 19:24). Después, “le dieron a beber vinagre” (Sal. 69:21); “le desgarraron las manos y los pies” (Sal. 22:16) y, cuando decidieron no quebrarle las piernas, “estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura que dice: ‘No le quebrarán ningún hueso’ ” (Juan 19:31-37).
Y la lista continúa, dándome todas las pruebas que necesito de que Jesús es el Mesías que vino a someterse a la voluntad divina por nosotros. ¿No crees que hay motivos más que suficientes para confiar también en que volverá a buscarnos? Si se cumplieron ya 332 profecías diferentes en la vida de Jesús, se cumplirán también todas las que están en el futuro.