« Jesús les preguntó a los doce discípulos: »¿También ustedes quieren irse?» (Juan 6: 67).
En cierta ocasión, cuando Jesús compartió un mensaje impopular, muchos se apartaron de el. Entonces dirigió una mirada llena de amor a los doce discípulos y les planteó una pregunta profunda: <<¿También ustedes quieren irse?>> (Juan 6: 67). El corazón de Cristo se llena de tristeza cuando los que hemos comenzado el camino del reino le damos la espalda y nos alejamos de el.
La isla Ellis, ubicada en el puerto de Nueva York, solía funcionar como un centro de detención para los inmigrantes hace muchos años. El lugar estaba abarrotado y a menudo no resultaba muy agradable. En ese contexto, el capitán de un transatlántico decidió ofrecer boletos gratuitos a aquellos que deseaban regresar a sus antiguos hogares. En respuesta, un viajero exhausto replica: <<¿Que? ¡Volver ahora después de haber luchado y sonado durante años para llegar a esta tierra de libertad? ¡Nunca!>>. Hay multitudes hoy que anhelan una nueva forma de vida, y solo Cristo puede satisfacer su necesidad. Nadie puede ocupar su lugar, pues nadie ha hecho tanto por nosotros. No es de extrañar que Pedro respondiera a Cristo: <<Señor, ¿a quien iremos? Tu tienes palabras de vida eterna>>(Juan 6: 68, RVC).
Elena G. de White afirmó: <<Los discípulos habían encontrado mas paz y gozo desde que habían aceptado a Cristo que en toda su vida anterior. ¿Cómopodrían volver a aquellos que habían despreciado y perseguido al Amigo de los pecadores? […] Verse privados de un Salvador era quedar a la deriva en un mar sombrío y tormentoso>> ( El Deseado de todas las gentes, p. 363).
No hay nada en este mundo que pueda compararse con el amor y la gracia de Jesús. El nos ha dado todo lo que tenemos y nos ha prometido una vida eterna con el. No permitamos que las dificultades, las tentaciones o las opiniones de los demás nos aparten de su camino. Sigamos a Jesús sin retroceder. El nos prometió: <<Yo estaré con ustedes todos las días, hasta el fin del mundo>>(Mateo 28: 20).
¿Cómo responderías a la pregunta del Salvador? ¿Te alejarías o estarías dispuesto a seguirlo por dondequiera que vaya? Que tu respuesta sea siempre la de Pedro: <<¿A quien iremos? Tu tienes palabras de vida eterna».