Lee Marcos 16:14 al 20. ¿Qué dijo Jesús a sus discípulos cuando se les apareció, y qué significan estas palabras para nosotros hoy?
Las primeras palabras dichas por Jesús a sus discípulos, después de su resurrección, solo aparecen registradas en forma de discurso indirecto en Marcos 16:14. Allí los reprende por su incredulidad y dureza de corazón. Como hemos visto, los primeros discípulos de Jesús ya tenían problemas para creer (Mat. 28:17; Juan 20:24-29) a pesar de estar con Jesús en persona y haber visto sus milagros vez tras vez.
Pero él les demostró la realidad de su resurrección mediante diversas evidencias. Por lo tanto, el testimonio de ellos, combinado con la evidencia presentada en la sección del día lunes, constituye un firme fundamento para la fe.
Jesús encomendó a sus discípulos la proclamación del evangelio al mundo. Su orden es expansiva. Ellos deben ir al mundo entero y proclamar el evangelio a toda la Creación. Jesús luego explica el resultado de su labor para bien y para mal: quienes crean serán salvos; quienes no crean serán condenados.
Jesús también describe las señales que acompañarán la obra de los discípulos: expulsarán demonios, hablarán nuevos idiomas, serán protegidos de daños y sanarán a los enfermos. Algunas personas han interpretado erróneamente Marcos 16:18 como si aseverara que los cristianos deben demostrar su fe sosteniendo serpientes venenosas en sus manos. Ninguna acción presuntuosa como esa es autorizada aquí. Lo que Jesús está describiendo es la protección del cristiano mientras participa en la misión, como ocurrió con Pablo mientras servía a otros (Hech. 28:3-6).
Obviamente, La Biblia no enseña que los cristianos serán siempre protegidos de todo daño. A veces Dios considera apropiado obrar un milagro para promover la causa del evangelio. Pero a veces los cristianos sufren como consecuencia de su testimonio. En tales circunstancias, su paciente perseverancia es para los incrédulos otra evidencia del poder de la fe.
Y luego, después de toda la obra que realizó aquí, “fue recibido arriba en el cielo y se sentó a la diestra de Dios” (Mar. 16:19). Jesús ascendió para sentarse a la diestra de Dios, el lugar del poder supremo, porque había derrotado a todas las fuerzas del mal.
Nota lo que dice el último versículo. Aunque ellos predicaron “en todas partes” el evangelio, no fueron solos. “Y el Señor los ayudaba, y confirmaba la palabra con las señales que seguían” (Mar. 16:20). Él estaba con ellos y promete estar con nosotros ahora mientras continuamos la obra que ellos comenzaron.
“Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20). ¿Qué consuelo podemos recibir y deberíamos recibir de esta promesa a medida que procuramos también proclamar el evangelio “en todas partes”?
Lección de Escuela Sabática para Adultos 2024. 3er. Trimestre 2024 «EL LIBRO DE MARCOS» Lección 13: «EL SEÑOR RESUCITADO» Colaboradores: Esmeralda Bermudes y Adriana Jiménez