«Porque Dios que todo lo que la gente hace, está al tanto de cada paso que dan» (Job 34: 21, PDT).
«Tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio». Jesús
Un pastor de una iglesia iba caminando por la calle cuando, a través de las ventanas de una hamburguesería, vio a un miembro de su iglesia, que siempre decía que era vegetariano, sentándose con una gran hamburguesa, una Coca-cola y unas papitas fritas en la bandeja. Como si se estuviera escondiendo de todas las miradas, aquel hombre daba bocados a gran velocidad, engullendo la comida prácticamente de un trago. Cuando terminó, salió por la puerta del lado, miró a derecha y a izquierda para asegurarse de que no había testigos, y se fue, sin ver al pastor en ningún momento.
Sorprendido por lo que acababa de presenciar, el pastor se marchó a su casa meditabundo. Después de mucho pensarlo, decidió hablar con aquel miembro de su iglesia a la primera oportunidad que tuviera.
—Hermano, el otro día lo vi en una hamburguesería —dijo el pastor.
—¿A ml? ¿Haciendo qué, comprándome una hamburguesa? —preguntó el hombre a la defensiva.
—No, comprándola no —aclaró el pastor—, pero sí sentándose a una mesa con una hamburguesa en la bandeja.
—¿Y me vio comérmela? —siguió preguntando el miembro de iglesia.
—Sí, y también lo vi comerse papas fritas con kétchup y una coca-cola gigante —afirmó el pastor.
—Entonces ¿Qué problema hay, si fue todo hecho bajo supervisión pastoral? —bromeó el hombre.
Pero en realidad esto no es ninguna broma; es un asunto muy serio. Llegar a olvidar que Dios todo lo ve, que no es para la opinión de los demás que vivimos sino para ser testigos ante los mundos no caídos del gran amor del Señor, es bastante grave. Yo he caído en este error, así que lo sé por experiencia.
Vivir por fe significa estar consciente de una serie de cosas que no vemos, pero que son reales. Y no solo son reales, sino esenciales. Porque, como afirmó Antoine de Saint-Exupéry: «Lo esencial es invisible a los ojos».
¿Con qué ojos estás viviendo tu vida espiritual? ¿Pendiente de la mirada del prójimo que te lleva a una religión farisaica, superficial e hipócrita? ¿O gozándote en la mirada de Dios, que te da la sensibilidad, la fuerza moral y la motivación que hacen falta para enfrentar la jornada? Mira a ver cuáles son los ojos esenciales para ti.