viernes , 25 abril 2025
Devocional Vespertino 2024

«SIN FRENO»

«Le advertí que viene juicio sobre su familia para siempre, porque sus hijos blasfeman a Dios y él no los ha disciplinado».

1 Samuel 3: 13, NTV

Elí era un buen hombre, de moral pura; pero era demasiado indulgente. Causó el desagrado de Dios porque no fortaleció los puntos débiles de su carácter. No quería herir los sentimientos de nadie y no tuvo el valor moral de reprender y reprobar el pecado. […] Amaba la pureza y la justicia. Pero carecía de la fuerza moral necesaria para suprimir el mal. Amaba la paz y la armonía, y se volvió más y más insensible a la impureza y al delito.

Elí era amable, amoroso y cortés; sentía un verdadero interés por el servicio de Dios y la prosperidad de su causa. Su oración era poderosa. Nunca se levantó en rebelión contra las palabras de Dios. Pero tenía un defecto, le faltaba firmeza de carácter para reprender el pecado y ejecutar la justicia contra el pecador. Por eso, Dios no podía confiar en él para mantener la pureza de Israel. No añadió a su fe el coraje y la fuerza de decir «no» en el momento y el lugar justos.— Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 507-509.

Elí estaba familiarizado con la verdad divina. Sabía qué clase de caracteres Dios aprueba, y cuáles condena. Sin embargo, permitió que sus hijos crecieran con pasiones desenfrenadas, apetitos pervertidos y una conducta corrompida.

Elí había educado a sus hijos en la ley de Dios, y les había dado un buen ejemplo con su propia vida; pero no terminaba allí su deber. Dios le exigía, como padre y como sacerdote, que los refrenara para que no siguieran su propia voluntad perversa. En esto había fallado.— Comentario bíblico adventista, t. 2, p. 1003.

Aquellos que no tienen suficiente valor para reprender el mal, o que por indolencia o falta de interés no hacen esfuerzos fervientes para purificar la familia o la iglesia de Dios, son considerados responsables del mal que resulte de su descuido del deber. Somos tan responsables de los males que hubiéramos podido impedir en otros por el ejercicio de la autoridad paternal o pastoral, como si hubiésemos cometido estos hechos nosotros mismos.— Patriarcas y profetas, cap. 56, pp. 564, 565.

 

 

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Devocional Vespertino para 2024.
«Conflicto y Valor»
Por: Elena G de White
Colaboradores: José Sánchez y Silvia García

 

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