Con tus descendientes voy a formar una gran nación; voy a bendecirte y hacerte famoso, y serás una bendición para otros. Génesis 12:2
EL FÍSICO ALEMÁN MAX PLANCK FUE UNO DE LOS MÁS GRANDES científicos de todos los tiempos. El descubrimiento de la constante que lleva su nombre fue decisivo para la física, ayudó a fundar el modelo atómico de Bohr y abrió camino a la teoría del efecto fotoeléctrico de Einstein. Planck también es considerado el padre de la física cuántica y recibió el Premio Nobel en este campo en 1918.
Además de destacarse por su inteligencia y por la relevancia de sus descubrimientos, Planck también tenía cualidades personales que frecuentemente eran resaltadas. Una de sus frases más célebres nos ofrece una pista sobre la mayor fuente de su inspiración: «Para los creyentes, Dios está en el principio de las cosas. Para los científicos, Dios está al final de toda reflexión».
Seguramente ya has oído u oirás hablar de Planck en tu escuela. Un hombre temeroso de Dios, que lograba verlo al final de toda reflexión, pudo ser grandemente usado para aportar al mundo descubrimientos asombrosos y útiles, incluso para quienes insisten en sacar a Dios de escena.
Al hablar de Planck, Einstein mencionó que se le había «dado la oportunidad de bendecir al mundo con una gran idea». La verdad es que cuando reconocemos a Dios en nuestros caminos y seguimos sus consejos, se nos brinda la misma oportunidad.
Dios le dijo a Abraham que haría famoso su nombre y que haría de él una bendición para el mundo. Pero también le puso una condición: debía obedecer las instrucciones de Dios. Todos tenemos un profundo deseo de VIVIR UNA VIDA CON SENTIDO, de hacer algo relevante y dejar una huella en la tierra. Si ese es tu deseo, ríndete a Dios, sigue sus instrucciones y con toda seguridad serás una bendición para este mundo.