Versículo para Memorizar: “Dios ama al que da con alegría” (2 Corintios 9:7).
Mensaje: Adoramos a Dios cuando damos alegremente.
Textos clave y referencias: Lucas 21:1-4; Marcos 12:41-44; El deseado de todas las gentes, cap. 67, pp. 580-582.
¿Alguna vez has observado cómo las personas dan sus ofrendas en la iglesia? El dinero se puede poner, dejar caer, o arrojar al platillo colector. Un día Jesús observaba a la gente que daba sus ofrendas en el templo. ¿Qué pasaba en los tiempos de Jesús?
Jesús estaba sentado con sus discípulos en el templo, observando cómo las personas traían sus ofrendas. En aquellos días la gente traía sus ofrendas al atrio del templo y las vaciaba dentro de una aja recolectora.
Mucha gente rica vivía en Jerusalén. Vivían en casas bonitas, usaban ropas muy elegantes, y tenían de todo para comer.
Después que pagaban por sus lindas casas, sus vestidos elegantes y su buena comida, tomaban algo del dinero que les sobraba para darlo como ofrenda. Iban al templo cuando sabían que habría mucha gente.
Después de mirar alrededor para estar seguros de que la gente estaba mirándolos, dejaban caer su dinero en la caja recolectora. Cling, tling, glin, glong. Les gustaba que sus monedas hicieran bastante ruido.
Querían que la gente volteara a ver quién había puesto tanto dinero en la caja recolectora. Esperaban que la gente cuchicheara acerca de ellos:
—¿Viste cuánta ofrenda trajo? Seguramente es un hombre rico y también muy generoso.
Jesús sabía que aquellas personas solamente traían lo que les sobraba después de haber comprado todas las cosas que deseaban para complacerse. Sabía que no habían hecho ningún sacrificio, no se habían privado de nada. No iban a pasar hambre ni a quedarse sin ropas elegantes.
Luego, Jesús notó que una mujer se acercaba a la caja recolectora. Jesús sabía que su esposo había muerto y que era viuda. Ella no tenía quien la ayudara, y muchas veces no tenía qué comer.
Entonces, ella también miró a su alrededor para ver si nadie la miraba. Estaba apenada porque solamente había podido traer una ofrenda pequeñita. Cuando pensó que nadie la estaba viendo, deslizó silenciosamente dos moneditas en la caja recolectora y se apresuró a salir.
Pero Jesús la había visto. Y había visto las dos pequeñas monedas que había deslizado en la caja recolectora. Y ella lo había visto, mientras salía. Jesús dijo a sus discípulos:
—Esta viuda pobre dio más que todos. Porque todos estos dan ofrenda de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, dio todo el sustento que tenía.
¡Todo lo que tenía! ¡Todo su dinero! Cuando ella escuchó las palabras de Jesús, “lágrimas de gozo llenaron sus ojos al sentir que su acto era comprendido y apreciado”.*
No tenía dinero para comprar la cena esa noche. Pero ella estaba feliz de dar una ofrenda a Dios. Aunque su ofrenda era pequeña, Jesús dijo que había dado más que todos los otros porque había dado alegremente y de todo corazón para Dios.
Lección de Escuela Sabática para JARDÍN DE INFANTES 2do Trimestre 2024 Lección #09: «LA OFRENDA DE LA POBRE VIUDA» Colaboradores: Rebeca Blancarte y AdrianaJiménez