«Aquel hombre de Dios [..] nos enseñe lo que debemos hacer con el niño que ha de nacer» Jueces 13: 8
Dios mismo se le apareció a la esposa de Manoa y le dijo que tendría un hijo, el cual sería un gran hombre y liberaría a Israel. Entonces, le dio instrucciones especiales en cuanto a la dieta. […] Consideremos esto como una instrucción dada a cada madre en nuestro mundo. Si queremos que nuestros hijos tengan mentes bien equilibra das, debemos ser temperantes. Mantener firmes y sanos nuestro propio corazón y sentimientos para poder impartir a nuestros hijos una mente y un cuerpo sanos.— Manuscrito 18, 1887.
Sí, cada madre puede comprender su deber. Puede saber que el carácter de sus hijos dependerá más de sus hábitos anteriores a su nacimiento y de sus esfuerzos personales después del nacimiento, que de las ventajas o desventajas exteriores. […] La madre que es una maestra idónea para sus hijos debe, antes de que nazcan, formar hábitos de abnegación y dominio propio; porque les transmite sus propias cualidades; sus rasgos de carácter fuertes o débiles.- Consejos sobre alimentación, cap. 12, p. 183
Habrá malos consejeros que le dirán a la madre que le es necesario satisfacer todo deseo e impulso; pero semejante enseñanza es falsa y perversa. La madre se halla por orden de Dios mismo bajo la obligación más solemne de ejercer dominio propio
Tanto los padres como las madres están comprendidos en esta responsabilidad. Ambos padres transmiten a sus hijos sus propias características,mentales y físicas, su temperamento y sus apetitos.— Patriarcas y profetas, cap. 54, pp. 544.
Muchos hacen del tema de la temperancia un asunto de broma. Pretenden que al Señor no le preocupan asuntos tan insignificantes como nuestro comer y beber. Pero si el Señor no se preocupara por estas cosas, no se habría revelado a la esposa de Manoa dándole instrucciones definidas y ordenándole dos veces que tuviera cuidado para que no las desobedeciera.— Conducción del niño cap. 64, p. 402.
Muchos padres creen que el efecto de las influencias prenatales es de poca importancia; pero el cielo no las considera a sí […] Al hablar a la madre hebrea, Dios se dirige a todas las madres de todos los tiempos .— El ministerio de curación, cap. 31, p. 258.
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Devocional Vespertino para 2024.
«Conflicto y Valor»
Por: Elena G de White
Colaboradores: José Sánchez y Silvia García