«Jehová es tu guardador,
Jehová es tu sombra a tu mano derecha» Salmo 121:5.
Todos buscamos protección; algo o alguien más grande que nosotros para que nos proteja. Tenemos un instinto natural que nos hace desear sentirnos protegidos. Queremos saber que todo está bien, y queremos incluso hacer provisión para las eventualidades de la vida. Pues bien, sobre todo esto, el Salmo 121 tiene algo muy importante que decir: «Alzaré mis ojos a los montes. ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero ni se dormirá el que te guarda. Por cierto, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. Jehová es tu guardador, Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal, él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre».
Tal como el salmista miraba «a los montes», los lugares de protección que el Señor había provisto a Israel durante su peregrinaje, yo te pregunto hoy: ¿a qué montes miras? ¿Será que estás poniendo tus ojos en tu familia, en tus amigos, en los dirigentes de la iglesia, en tus propias habilidades o en los políticos del país para encontrar protección? Los cristianos no podemos esperar recibir protección de ninguno de esos «montes», porque nuestro socorro, nuestra protección, viene única y exclusivamente de Jehová. No tenemos que depender de nosotros mismos ni de otras personas. La Biblia es clara en ambos sentidos: «Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia» (Proverbios 3: 5); y «¡maldito el hombre que confía en el hombre, que pone su confianza en la fuerza humana!» (Jeremías 17: 5).
Para ayudarnos a confiar única y exclusivamente en Dios, el Salmo 121 nos da una lista de sus cualidades protectoras: es el Creador (es decir, que nadie puede guardarnos como él, porque él es obedecido por todo lo creado); no se cansa ni se duerme (hasta los más fieles guardaespaldas necesitan tiempo para descansar y dormir, por eso son relevados, pero Dios no tiene horario ni necesidad de relevo); es como tu sombra a tu mano derecha (siempre está junto a ti, librándote de todo lo abrasador); guardará tu salida y tu entrada.
¡Todo lo tuyo le importa a Dios, tu protector! Él está pendiente de todo lo que te pasa e interviene para tu bien. No sé en tu caso, pero en el mío, mi socorro viene de Jehová, y no cambio eso por nada.
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Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2024
«ASÍ ES DIOS» Aprendiendo a conocer a Dios
Por: Pr Roberto Herrera
Colaboradores: Alexander Mora y Silvia García