Devocional Vespertino 2024 Para el: 03 abril
«Y hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo>>.
Éxodo 33: 11, NVI
Después de la transgresión de Israel, cuando este se hizo el becerro de oro, Moisés volvió a interceder ante Dios en favor de su pueblo. […] Pero había aprendido por experiencia que a fin de tener influencia sobre el pueblo, debía tener primero poder con Dios. El Señor leyó la sinceridad y el propósito abnegado del corazón de su siervo, y condescendió en comunicarse con este débil mortal cara a cara, como alguien que habla con un amigo. Moisés se confió a Dios a sí mismo junto con todas sus angustias, y abrió libremente su alma delante de él. El Señor no reprendió a su siervo, sino que condescendió en escuchar sus súplicas. […]
La respuesta que recibió fue: «Mi presencia te acompañará y te daré descanso» (Exo. 33: 14). Pero Moisés no creía que pudiese conformarse con esto. Había ganado mucho, pero anhelaba acercarse más a Dios y obtener mayor seguridad de su permanente presencia. Había llevado la carga de Israel; había soportado un peso abrumador de responsabilidad; cuando el pueblo pecaba, él sufría intenso remordimiento, como si él mismo fuera culpable; y ahora oprimía su alma un sentimiento de los terribles resultados que se producirían si Dios abandonaba a los hijos de Israel a la dureza e impenitencia de su corazón. […] Moisés insistía en su petición con tanto fervor y sinceridad, que le llegó la respuesta: «También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia a mis ojos y te he conocido por tu nombre» (vers. 17).
Al llegar a este punto esperaríamos que el profeta dejara de interceder; pero no, envalentonado por su éxito, se atrevió a acercarse más a Dios, con una santa familiaridad que casi supera nuestra comprensión. Hizo luego una petición que ningún ser humano hizo antes: «Te ruego que me muestres tu gloria» (vers. 18). ¿Qué petición de parte de un ser mortal finito! Pero ¿es rechazado? ¿Lo reprende Dios por su pretensión? No; oímos las misericordiosas palabras: «Yo haré pasar toda mi bondad delante de tu rostro» (vers. 19). […]
En la historia de Moisés podemos ver cuán íntima comunión con Dios puede gozar el ser humano.— Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 523, 524.
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Devocional Vespertino para 2024.
«Conflicto y Valor»
Por: Elena G de White
Colaboradores: José Sánchez y Silvia García
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