«Cuando vea todo lo que se logró mediante su angustia, quedará satisfecho. Y a causa de lo que sufrió, mi siervo justo hará posible que muchos sean contados entre los justos, porque él cargará con todos los pecados de ellos». Isaías 53:11, NTV
¿QUÉ SOSTUVO AL HIJO DE Dios en su vida de pruebas y sacrificios? Él vio los resultados del trabajo de su alma y quedó satisfecho. Mirando hacia la eternidad, contempló la felicidad de los que por su humillación obtuvieron el perdón y la vida eterna. Su oído captó la aclamación de los redimidos. Oyó a los salvos cantar el himno de Moisés y del Cordero. — Los hechos de los apóstoles, cap. 58, p. 446.
«De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16). En cada momento de la vida de Cristo en nuestro mundo, Dios estaba repitiendo su don. Cristo, el inmaculado, estaba llevando a cabo un sacrificio infinito por los pecadores, a fin de salvarlos. Fue varón de dolores, experimentado en quebrantos, y los que vino a salvar lo tuvieron por azotado, herido de Dios y abatido. Se puso en su mano la copa del sufrimiento, como si él fuera culpable, y la apuró hasta la última gota. Llevó el pecado del mundo hasta sus últimas amargas consecuencias. […] Nada puede medir ni calcular la magnitud del amor manifestado en la cruz del Calvario. […]
En cada aflicción soportada por el Hijo vemos reflejada la angustia del Padre. El Padre mismo obró con la grandeza de su amor todopoderoso en favor de un mundo que perecía en el pecado. Mediante el sacrificio realizado, se puso ante cada hijo e hija de Adán el don de la vida eterna. — Carta 100, 1911.
Los redimidos de Cristo son sus joyas, su tesoro invaluable y peculiar. Serán «como las joyas de una corona» (Zac. 9:16, NVI) y «las riquezas de la gloria de su herencia en los santos» (Efe. 1:18). En ellos «verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho» Osa. 53:11). Cristo mira a su pueblo en su pureza y perfección como la recompensa de todos sus sufrimientos, su humillación, su amor y el complemento de su gloria: Cristo el gran centro, de quien irradia toda gloria. — The Review and Herald, 22 de octubre de 1908.
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Devocional Vespertino Para 2023.
«A FIN DE CONOCERLE»
Por: ELENA G. DE WHITE
Colaboradores: Ruben D. Salazar & Miguel Miguel