«En una casa grande no solo hay casos de oro y de plata, sino también de madera y de barro, unos para los usos más nobles y otros para los usos más bajos. Si alguien se mantiene limpio, llegará a ser un vaso noble, santificado, útil para el Señor y preparado para toda obra buena». 2 Timoteo 2:20-21, NVI
EL MAESTRO LE HA DADO a cada uno su obra. A cada uno ha dado conforme a su capacidad, y su confianza es proporcional a su capacidad. […]
Que nadie se queje porque no tiene mayores talentos para emplear en el servicio del Maestro. […] Salgamos a trabajar con firme paciencia y hagamos lo mejor posible, independientemente de lo que hagan otros. «Cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí» (Rom. 14: 12). Que no sean nuestros pensamientos ni nuestras palabras: «¡Ojalá tuviera una obra más importante! ¡Ojalá estuviera en esta o aquella posición!». Cumplamos nuestro deber donde estemos. Invirtamos lo mejor posible los dones que se nos han dado en nuestro lugar de trabajo y serviremos mejor al Señor. […] No envidiemos las capacidades de otros, porque eso no aumentará nuestra capacidad de llevar a cabo una obra mejor o más grande. Utilicemos nuestro don con humildad, mansedumbre y fe, y esperando hasta el día del ajuste de cuentas, cuando no tendremos ningún motivo para afligirnos o avergonzarnos. […]
No aspiremos llevar a cabo algún gran servicio, cuando no hemos hecho fielmente el deber de hoy. Atendamos las cosas comunes, negociemos el talento humilde con un solemne sentido de responsabilidad por el empleo debido de cada facultad, de cada pensamiento que Dios nos ha dado. Dios no pide menos del humilde que del encumbrado: cada uno debe realizar alegremente la obra que se le ha asignado, según la medida del don de Cristo. […] La iglesia de Dios está compuesta por personas de diferentes capacidades. Como vasos de distintas dimensiones se nos ha colocado en la casa del Señor; pero no se espera que los vasos más pequeños contengan todo lo que tienen los más grandes. Todo lo que se requiere es que cada vaso esté lleno según su capacidad. Si llevamos a cabo fielmente los deberes que se nos presenten, seremos servidores aceptables, vasos de honra.— The Review and Herald, 1 de mayo de 1888.