«David, en la belleza y el vigor de su juventud, se preparaba para ocupar una elevada posición entre los más nobles de la tierra. Empleaba sus talentos, como dones preciosos de Dios, para alabar la gloria del divino Dador. […] El amor que le inspiraba, los dolores que le oprimían, los triunfos que le acompañaban, eran temas para su pensamiento activo; y cuando contemplaba el amor de Dios en todas las providencias de su vida, el corazón le latía con adoración y gratitud más fervientes, su voz resonaba en una melodía más rica y más dulce; su arpa era arrebatada con un gozo más exaltado; y el pastorcillo procedía de fuerza en fuerza, de sabiduría en sabiduría; pues el Espíritu del Señor le acompañaba» (Patriarcas y profetas, cap. 62, pp. 628-629).
APLÍCALO A TU VIDA
Martes
Lee la sección Más Luz y luego reflexiona en las siguientes preguntas:
¿Qué clase de amor te conmueve?
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¿Cuáles son las tristezas que te agobian?
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¿Cuáles son los triunfos que te acompañan?
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¿De qué manera pueden tus respuestas a estas preguntas llegar a ser los «temas de tu pensamiento activo» como para que tu corazón pueda palpitar «con más ferviente adoración y gratitud» y tu voz suene en «una melodía más dulce», como para que vivas de fortaleza en fortaleza?