«La iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Ha sido organizada para servir, y su misión es la de anunciar el evangelio al mundo. Desde el principio ha sido el plan de Dios que su iglesia refleje al mundo su plenitud y suficiencia. Los miembros de la iglesia, los que han sido llamados de las tinieblas a su luz admirable, han de revelar su gloria. La iglesia es la depositaria de las riquezas de la gracia de Cristo; y mediante la iglesia se manifestará con el tiempo, aun a “los principados y potestades en los lugares celestiales” (Efe. 3: 10), el despliegue final y pleno del amor de Dios. […]
»La iglesia es la fortaleza de Dios, su ciudad de refugio, que él sostiene en un mundo en rebelión. Cualquier traición a la iglesia es traición hecha a Aquel que ha comprado a la humanidad con la sangre de su Hijo unigénito. Desde el principio, las almas fieles han constituido la iglesia en la tierra. En todo tiempo el Señor ha tenido sus atalayas, que han dado un testimonio fiel a la generación en la cual vivieron. Estos centinelas daban el mensaje de amonestación; y cuando eran llamados a deponer su armadura, otros continuaban la labor. Dios ligó consigo a estos testigos mediante un pacto, uniendo a la iglesia de la tierra con la iglesia del cielo. Él ha enviado a sus ángeles para ministrar a su iglesia, y las puertas del infierno no han podido prevalecer contra su pueblo.
»A través de los siglos de persecución, lucha y tinieblas, Dios ha sostenido a su iglesia. Ni una nube ha caído sobre ella sin que él hubiera hecho provisión; ni una fuerza opositora se ha levantado para contrarrestar su obra, sin que él lo hubiera previsto. Todo ha sucedido como él lo predijo. Él no ha dejado abandonada a su iglesia, sino que ha señalado en las declaraciones proféticas lo que ocurriría, y se ha producido aquello que su Espíritu inspiró a los profetas a predecir. Todos sus propósitos se cumplirán. Su ley está ligada a su trono, y ningún poder del maligno puede destruirla. La verdad está inspirada y guardada por Dios; y triunfará contra toda oposición.
»Durante los siglos de tinieblas espirituales, la iglesia de Dios ha sido como una ciudad asentada en un monte. De siglo en siglo, a través de las generaciones sucesivas, las doctrinas puras del cielo se han desarrollado dentro de ella. Por débil e imperfecta que parezca, la iglesia es el objeto al cual Dios dedica en un sentido especial su suprema consideración. Es el escenario de su gracia, en el cual se deleita en revelar su poder para transformar los corazones».— Elena G. de White, Los hechos de los apóstoles, cap. 1, pp. 9-11
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2023. 4to. trimestre 2023 LA HERENCIA ADVENTISTA Lección 6 «ORGANIZADOS PARA SERVIR» Colaboradores: Pr. Brayan R Cedillo & Magda Sanchez