«Dijo Jehová a Samuel: “¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey”. […]
«Hizo, pues, Samuel como le dijo Jehová […] Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio. Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: “De cierto delante de Jehová está su ungido”.
«Y Jehová respondió a Samuel: “No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”. […] «E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: “Jehová no ha elegido a estos”.
«Entonces dijo Samuel a Isaí: “¿Son estos todos tus hijos?” «Y él respondió: “Queda aún el menor, que apacienta las ovejas”.
«Y dijo Samuel a Isaí: “Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí”.
«Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. «Entonces Jehová dijo: “Levántate y úngelo, porque este es”.
«Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá».
«Y tomó [David] su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo [Goliat]. […]
«Entonces dijo David al filisteo: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza”. […]
«Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el fi listeo. Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.
«Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano». (1 Samuel 16:1-13; 17:40-50)
APLÍCALO A TU VIDA
Domingo
Lee las historias del ungimiento de David y de su encuentro con Goliat. El siguiente comentario podría ayudarte a entender mejor la historia.
El Texto clave en la historia del ungimiento de David es el versículo siete: «Y Jehová respondió a Samuel: “No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”».
La NIV Life Application Bible [Biblia de aplicación a la vida NIV] ofrece el siguiente comentario:
«Saúl era alto y apuesto; un hombre de aspecto impresionante. Samuel pudo haber estado buscando a alguien que se pareciera a Saúl para ser el siguiente rey de Israel, pero Dios le advirtió contra juzgar a las personas solo por su apariencia […] La apariencia no revela lo que verdaderamente son las personas o su verdadero valor.»
Afortunadamente, Dios juzga por fe y carácter, no por apariencias. Y debido a que solo Dios puede ver el interior, solo él puede juzgar acertadamente a las personas. La mayoría de las personas que dedican horas a la semana en mantener su apariencia externa, deberían hacer aún más para desarrollar su carácter interior.
De los versículos seleccionados de 1 Samuel 16 y 17 el personaje que tiene la apariencia externa más impresionante es claramente Goliat. Por supuesto, la historia es una ilustración gráfica de cómo el carácter interior es más deseable que la apariencia externa. Goliat aparece desde el campamento de los filisteos como un “campeón” (versículo 4), usando una palabra hebrea rara que aparece solo dos veces en la Biblia hebrea (1 Samuel 17:4, 23). La palabra traducida como “campeón” en el versículo 51 es un vocablo hebreo más común. En el Rollo de la Guerra, descubierto en Qumran, la palabra pareciera tener el significado de «soldado de infantería»