«Porque al que tiene, le será dado y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado». Mateo 25:29
SI SE APROVECHAN BIEN los talentos, estos aumentarán como resultado: «Al que tiene, le será dado». Si los dones concedidos por el cielo no se aprecian ni aprovechan como un capital concedido por Dios, si se los entierra en mundanalidad y egoísmo, disminuyen estas facultades capaces de bendecir a la humanidad; y como no se busca ni glorifica al Dios del cielo como la fuente de estos preciados dones, se lo deshonra, y él corta la provisión. A fin de crecer en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, debemos utilizar nuestras facultades físicas e intelectuales.— The Review and Herald, 12 de abril de 1887.
Los que ocultan sus talentos hasta que se oxidan por falta de uso no deben pensar que esa acción está libre de responsabilidad, porque Dios nos considera responsables del bien que podríamos hacer si tomamos el yugo con Cristo, levantando sus cargas, aprendiendo cada día más de su mansedumbre y humildad de corazón. El interés de los talentos sepultados sigue acumulándose y, en lugar de disminuir nuestra responsabilidad, la aumenta e intensifica.
Como instrumentos humanos debemos tener presente el hecho solemne de que el día del ajuste de cuentas está ante nosotros, y que diariamente estamos decidiendo cuál será nuestro destino eterno. El Maestro examina cada caso individual y trata personalmente con los talentos que nos ha confiado. Qué solemne será el día del ajuste de cuentas. Ese día hará empalidecer muchos rostros. Ese día en el que se pronunciarán las palabras: «Pesado has sido en balanza y hallado falto», será terrible ser hallados «faltos» cuando se abra el libro de la vida. […] El interés futuro y eterno de cada alma depende de las decisiones que se realicen en aquel día. Tendremos gozo inefable o indecible calamidad y desgracia, los horrores de la desesperación. ¡Cuánto le agradará a Jesús recompensar a cada fiel obrero! Cada deber fielmente realizado recibirá su bendición. Entonces pronunciará las palabras: «Bien hecho» (Mat. 25: 2).— Manuscrito 13, 1895.