Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz. SAL 55:17
En enero de 1999 nuestros equipos de evangelismo y de producción del programa lt is Written (Escrito Está) volaron a las Filipinas para realizar una serie de evangelismo. Nuestras reuniones se realizaban en el Centro Internacional de Convenciones de las Filipinas y serian transmitidas vía satélite a todas las naciones del Pacífico.
Nos preocupaba que el equipo de transmisión por satélite no llegará a tiempo. Alabamos a Dios cuando supimos que el equipo había llegado el martes anterior al comienzo de las reuniones. Entonces surgió un serio problema.
Todo nuestro equipo quedó detenido en la aduana sujeto a una fianza de 355.000 dólares. Los oficiales de la aduana no querían dar el brazo a torcer. A menos que pagáramos los 355.000 dólares, no podríamos sacar de allí nuestro equipo.
Fracasaron todos los esfuerzos que realizamos para negociar la obtención del equipo. Se nos estaba agotando el tiempo. Nuestro coordinador de producción habló con varios oficiales de la aduana. La historia siempre era la misma. Sin el pago, no habría equipo.
Nosotros no teníamos ese dinero. Mientras tanto, miles de iglesias, con decenas de miles de personas, estaban ansiosamente anticipando escuchar la Palabra de Dios el viernes por la tarde. ¿Qué opciones teníamos? Nuestro personal oró sinceramente. Nos reunimos en pequeños grupos de oración, reclamando las promesas de Dios de encontrar una salida cuando no hay máscaminos.
Providencialmente descubrimos que el embajador filipino ante Nueva Guinea era adventista del séptimo día. Si él estuviese en el país, posiblemente nos podría ayudar.
Según la voluntad de Dios, el embajador Ben Tiejano estaba en Manilay se dispuso a ayudarnos. Él apeló directamente ante el presidente de Filipinas en funciones, José Estrada. El presidente Estrada firmó una orden ejecutiva que decía: “De inmediato se deben entregar todos los materiales y el equipo de transmisión de la lglesia Adventista del Séptimo Día sin costo”.
A las pocas horas tuvimos el equipo. Nuestras reuniones de evangelismo comenzaron a tiempo.
Decenas de miles de personas escucharon el mensaje del amor y la verdad de Dios para el tiempo del fin.