Quienes caen en la trampa de Satanás no han llegado a tener una actitud mental saludable. Están ofuscados, se dan importancia y son autosuficientes. Oh, con qué pesar los mira el Señor y escucha sus grandilocuentes palabras llenas de vanidad. Están inflados de orgullo. El enemigo los mira con sorpresa al ver que puede cautivarlos con tanta facilidad.—Carta 126, 1906.
La trampa del enemigo es el exceso de confianza
Cuán vano es el auxilio del hombre cuando el poder de Satanás se ejerce sobre un ser humano que se ha exaltado a sí mismo y no sabe que está participando de la ciencia de Satanás. En su confianza propia entra directamente en la trampa del enemigo, y cae en sus redes. No hizo caso de las advertencias que se le dieron y cayó presa de Satanás. Si hubiera caminado humildemente con Dios, habría corrido al lugar de refugio que Dios le había preparado. En tiempos de peligro habría estado seguro, porque Dios habría levantado bandera en favor de él frente al enemigo.—Carta 126, 1906.
El corazón es depravado por naturaleza
A fin de comprender correctamente esta cuestión, debemos recordar que nuestros corazones son depravados por naturaleza, y que somos incapaces, por nosotros mismos, de seguir una conducta correcta. Solamente por la gracia de Dios, combinada con los esfuerzos más sinceros de nuestra parte, podemos obtener la victoria.—Nuestra Elevada Vocación, 113 (1881).
Los malos hábitos impiden el desarrollo
Cualquier hábito o práctica que debilite los nervios, las facultades del cerebro o la fuerza física, descalifica para el ejercicio de la gracia que viene después de la temperancia: la paciencia.—Nuestra Elevada Vocación, 71 (1884).
MENTE CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO #2 SECCIÓN #17: PSICOLOGÍA PRÁCTICA CAPÍTULO 88: INFLUENCIAS NEGATIVAS SOBRE LA MENTE Por: Elena G De White Colaboradores: Liseth Orduz & América Lara