La abierta confesión de los pecados secretos siembra semillas de mal
Se me ha mostrado que muchísimas confesiones nunca deberían haber sido pronunciadas ante oídos mortales; porque el resultado no lo puede anticipar el juicio limitado de los seres finitos. Las semillas del mal se siembran en las mentes y los corazones de los que oyen, y cuando se encuentran frente a la tentación, esas semillas germinan y llevan fruto, y se repiten las mismas penosas experiencias. Porque, piensan los tentados, estos pecados no deben de ser tan graves. ¿Acaso los que se confesaron antes, cristianos de larga data, no han hecho estas mismas cosas? De este modo la confesión abierta de estos secretos en la iglesia será un sabor para muerte en lugar de serlo para vida.—Testimonies for the Church 5:645 (1889).
La ventilación de secretos separa al alma de Dios
Vi que cuando se reúnen esas hermanas a las que les gusta hablar, Satanás está generalmente presente; porque allí encuentra qué hacer. Está allí para excitar la mente y sacar el máximo de provecho de lo que ha logrado. Sabe que toda esa habladuría, maledicencia, revelación de secretos ajenos y disección del carácter, separa al alma de Dios. Es la muerte de la espiritualidad y la atenuación de la influencia religiosa.
La hermana ____________ peca mucho con su lengua. Sus palabras deberían ejercer una influencia para el bien, pero con frecuencia habla sin ton ni son. A veces sus palabras le dan una interpretación diferente a las cosas. Otras veces exagera. Por ahí hace una declaración falsa. No ha tenido la intención de mentir, pero ha albergado por tanto tiempo el hábito de hablar y hablar acerca de cosas insustanciales, que se ha vuelto descuidada y temeraria en sus palabras. Con frecuencia no sabe lo que está diciendo. Esto destruye cualquier influencia en favor del bien que podría tener. Su amistad no ha sido apreciada como podría haberlo sido si ella no se hubiera entregado a esta habladuría pecaminosa.—Testimonies for the Church 2:185, 186 (1868).
No confiemos problemas a oídos humanos
Algunas veces derramamos nuestras dificultades en oídos humanos; les contamos nuestras aflicciones a aquellos que no pueden ayudarnos, y nos olvidamos de confiárselo todo a Jesús, quien puede cambiar nuestra pena en gozo .—Nuestra Elevada Vocación, 99 (1887).
MENTE CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO #2 SECCIÓN #17: PSICOLOGÍA PRÁCTICA CAPÍTULO 86: COMPARTIENDO CONFIDENCIAS Por: Elena G De White Colaboradores: Liseth Orduz & América Lara