Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas. JER. 30:17.
Haroldo Hughes nunca había dedicado mucho tiempo a sus dos hijas. Él tenía las razones usuales. Su negocio de camiones le 3 ocupaba la mayor parte del tiempo. Cuando no estaba ausente tenía que atender a menudo a sus socios en el negocio.
Pero un problema en particular mantenía a Haroldo física y emocionalmente ausente de su familia. Era alcohólico. Cuando su esposa Eva trataba de hablarle de ello, él reaccionaba violentamente. Algunas veces sus niñas se escondían en el ropero cuando él volvía a la casa. Finalmente, Eva y las niñas se fueron del hogar. Esto lo impulsó a hacer una promesa solemne. Juró ante el juez que no tocaría alcohol por un año. Su familia volvió.
Unas semanas más tarde Haroldo viajó a una convención de camioneros en Iowa. Una mañana se despertó en un hotel de Des Moines y notó que había vómito en el baño. No recordaba haber bebido la noche anterior, pero una promesa más quedó sin cumplirse.
Las cosas fueron de mal en peor. Estando en el baño una noche, Haroldo tomó una escopeta calibre 12 y decidió terminar de una vez. Antes de apretar el gatillo, sin embargo, pensó que mejor sería explicarle a Dios por qué estaba por hacer eso.
Esa oración cambió su vida. Haroldo confesó que era un fracaso, un alcohólico irremediable y pidió perdón. Esa noche Cristo vino a su vida. Dios el Padre estaba presente, quitando el vacío y el odio que sentía por sí mismo, y llenándolo de gozo. Haroldo se sometió a la disciplina y al discipulado de Cristo.
Diariamente buscó a Dios en oración y estudió su Palabra. Dios cumplió su promesa: «Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas» (Jer. 30:17).
Dios restauró la salud física, mental, emocional y espiritual de Haroldo. Las cosas comenzaron a cambiar gradualmente en su vida. No todos los cambios ocurrieron de golpe, pero Haroldo iba en la dirección correcta. Su matrimonio mejoró. Su relación con sus hijas mejoró. Y también mejoró su autoestima.
Haroldo Hughes se convirtió en senador de los Estados Unidos y en gobernador de Iowa. Recibió muchos honores públicos, pero el momento más importante de su vida fue la noche en que se entregó por completo a Jesús.
Jesús nos invita a venir a él con todos los desafíos de la vida. Él es totalmente capaz de manejarlos. ¿Por qué no le traemos a él el desafío más grande que estamos enfrentando y dejamos que él lo maneje?