«Nadie conoce verdaderamente al Padre excepto el Hijo y aquellos a quienes el Hijo decide revelarlo». Mateo 11:27, NTV
JESÚS VINO PARA REPRESENTAR el carácter de Dios viviendo la ley de Jehová. En cada lección dada a sus discípulos y a la gente, procuró definir claramente sus principios. Por su obediencia personal a la ley, dio un santo significado a los deberes comunes de la vida. Vivió como humano entre la humanidad. […] Vivió entre la gente. Compartió su pobreza y sus preocupaciones. Dignificó la vida en todos sus detalles manteniendo delante de la gente la gloria de Dios y subordinando todo a la voluntad de su Padre. Su vida se caracterizó por su amor supremo a Dios y su amor ferviente a sus semejantes. […]
Desde el comienzo hasta el final, su vida estuvo señalada por la abnegación y el sacrificio. En la cruz del Calvario, realizó el gran sacrificio de sí mismo en beneficio de la humanidad para que todo el mundo tuviera salvación si así lo quería. Cristo estaba oculto en Dios, y Dios se reveló al mundo en el carácter de su Hijo. […]
Cada día, en cada acto de su vida, se manifestaba su amor por el mundo perdido. Los que están imbuidos de su Espíritu obrarán en la misma forma en que obró Cristo. En Cristo, la luz y el amor de Dios se manifestaron en la naturaleza humana. Ningún ser humano ha poseído una naturaleza tan sensible como la del Santo de Dios, que fue el prototipo de lo que la humanidad puede llegar a ser si recibe la naturaleza divina. Cristo imputa sus méritos e imparte su poder a los que creen en él como su Salvador personal. A los que acuden a él cargados con sus aflicciones, chascos y pruebas, les proporciona descanso y paz. El alma ve su necesidad de arrepentimiento iluminada por la gracia de Cristo, […] y es inducida a mirar a Cristo por fe, comprendiendo que su mérito es eficaz para salvar hasta lo último a todos los que acuden a Dios a través de él. […] Abramos nuestro corazón para recibir ese amor que es tan esencial que cultivemos para poder cumplir los mandamientos de Dios.— The Youth’s Instructor, 16 de agosto de 1894.