Devocional Vespertino 2023 Para el: 10 octubre
«No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento. Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido». Mateo 5: 17-18, NVI
SI LA OBRA DE SATANÁS hubiera tenido éxito en el cielo, la ley de Dios habría sido cambiada, pero eso no podía ocurrir, porque su ley era una copia de su carácter y tan inmutable como su carácter. Si hubiera sido posible realizar algún cambio en la ley de Dios, habría sido hecho allá y en esa ocasión, evitándose así la rebelión en el cielo. Pero como no fue cambiada para satisfacer el pedido de Satanás, él […] perdió su encumbrada y santa posición en las cortes celestiales.
Después de su caída, obró en las mentes de Adán y Eva, y los indujo a ser desleales. […] Ahora bien, si la ley de Dios hubiera podido ser cambiada y alterada para servir a los seres humanos en su estado caído, entonces Adán habría sido perdonado y mantenido en su hogar edénico; pero el castigo de la transgresión era la muerte y así Cristo se convirtió en el sustituto y la garantía de los seres humanos. Si la ley de Dios se hubiera podido cambiar, lo habría sido para retener a Cristo en el cielo y evitar el inmenso sacrificio realizado para salvar a la humanidad perdida. Pero no, la ley de Dios es inmutable en su carácter y, por lo tanto, Cristo se entregó como sacrificio en favor de la humanidad caída, y Adán perdió el Edén y fue puesto a prueba con toda su posteridad.
Si la ley de Dios hubiera sido cambiada en uno solo de sus preceptos después de la expulsión de Satanás, él habría conseguido en la tierra después de su caída aquello que no pudo obtener en el cielo antes de ella. Habría recibido todo lo que había pedido. Sabemos que no ocurrió. […] La ley […] permanece inmutable como el trono de Dios, y la salvación de cada alma queda decidida por la obediencia o la desobediencia. […] Mediante la ley del amor compasivo, Jesús cargó con nuestros pecados, tomó nuestro castigo y bebió la copa de la ira de Dios asignada al transgresor. […] Jesús llevó la cruz de la abnegación y el sacrificio por amor a nosotros, para que tengamos vida. ¿Llevaremos la cruz de Jesús?— Carta 110, 1896.
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Devocional Vespertino Para 2023.
«A FIN DE CONOCERLE»
Por: ELENA G. DE WHITE
Colaboradores: Ruben D. Salazar & Miguel Miguel
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