Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. APOC 3:21
El remedio de Cristo es más poderoso que nuestra complacencia, más potente que nuestra autosuficiencia. El remedio de Cristo penetra en lo más profundo de nuestras almas. Una relación vivacon él por medio de la fe es como el tesoro dorado de nuestra experiencia cristiana. Su justicia es suficiente para cubrir nuestros pecados más oscuros y para hacer desaparecer nuestras transgresiones más viles.
El colirio de su Espíritu cura nuestra ceguera espiritual de manera que podemos ver a Jesús en toda su hermosura. Y hay un hecho más que debemos saber sobre el remedio de Cristo. Él dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrare a él, y cenare con él, y el conmigo (Apoc. 3:20)
Estas son ciertamente buenas noticias. ¡Este Medico atiende a domicilio! No sólo provee la receta, sino que la trae hasta donde estamos. Él está a nuestra puerta, esperando entrar.
Es como si el Sanador trajera un sanatorio entero a nuestra puerta. Él trae los remedios que nos pueden curar. Él trae el oro, la vestidura blanca ce colirio hasta la puerta de nuestra casa. Anhela entrar en nuestras vidas estar con nosotros. Nuestro Señor anhela tener relación cercana e íntima con nosotros como dos amigos que se sientan a cenar ycomparten sus íntimos pensamientos.
¿No es hora ya de que le abra la puerta?
¿No es hora de que se sientey converse con Jesús?
¿No es hora ya de cenar con El?
Usted ha invertido su vida en tantas cosas. ¿Qué tal si invierte en la relación que cuenta más que ninguna otra, la relación que puede dinamizar su alma adormecida?Cristo está esperando. Cristo está llamando. Cristo está apelando.
Depende de usted que él sea invitado. ¿Le han hablado a su corazón los mensajes a las siete iglesias? ¿Por qué no ora la siguiente plegaria conmigo?
“Querido Padre, venimos a ti porque nos ha sobrevenido un sueño espiritual, porque hemos perdido el fuego en nuestras vidas. Y ahora queremos dar el primer paso de fe. Necesitamos de tu oro para nuestra pobreza. Necesitamos de tu vestidura blanca para cubrir nuestra desnudez. Necesitamos de tu colirio para nuestra ceguera. Y así abrimos totalmente las puertas de nuestros corazones ahora mismo. Por favor, entra. Por favor, siéntete como en casa. Por favor, se tú nuestro Salvador. Amen.