El sábado es realmente uno de los mejores regalos de Dios a la humanidad. Es un período de tiempo dedicado a la comunión con él, a la comunión con otros creyentes y al servicio desinteresado a nuestro Maestro. Nuestras relaciones terrenales se ponen a prueba muy a menudo en la vida, y de la misma manera, nuestro amor por Dios y nuestro compromiso con él se ponen a prueba a través del sábado. Jesús preguntó tres veces a Pedro si lo amaba, y hoy nos hace la misma pregunta por medio del sábado: ¿Amamos a Dios más que a las opiniones de quienes no comparten nuestras convicciones? ¿Lo amamos más que a nuestra familia, que puede no estar de acuerdo con nosotros? ¿Lo amamos más que a nuestros trabajos y diversiones?
Isaías destaca que guardar el sábado nos pide vivir una vida centrada en lo que está fuera de nosotros, dando prioridad a amar a Dios y amar a los demás. El estilo de vida y la adoración que describe Isaías 58 es lo que Jesús se esforzó por mostrar a la humanidad cuando estuvo en la tierra. Jesús encarnó el verdadero espíritu del sábado cada vez que sirvió a los demás, especialmente cuando decidió sanar en sábado.
En Isaías 58: 6 y 7, Jesús le pide a Israel que haga ocho cosas para que brille su luz. Ninguna de estas ocho cosas es difícil de hacer, pero ese puede ser precisamente el problema: a veces nos resulta más fácil hacer una tarea «difícil» para Jesús que hacer una tarea fácil que está totalmente a nuestro alcance hacer. Cristo les pidió que dieran de comer a los hambrientos y que llevaran a los pobres a sus casas, para que, cuando oraran, el Señor les respondiera (vers. 9). A veces viajamos al otro lado del mundo para predicar a la gente sobre Jesús, cuando ni siquiera hemos hablado de él con nuestros vecinos. Jesús desafía esta actitud. Cuando escuchamos el clamor de los pobres y atendemos sus necesidades, estamos haciendo por los pobres lo que esperamos que Dios haga por nosotros cuando clamamos a él. Con demasiada frecuencia actuamos como el niño mimado que es muy exigente con sus padres, pero no está dispuesto a ayudar en las tareas domésticas. Dios está deseoso de responder nuestras oraciones y de bendecirnos abundantemente, pero esas bendiciones no nos servirán de nada a menos que prestemos atención a las necesidades de los demás y compartamos con ellos las bendiciones de Dios. El verdadero significado del sábado consiste en una vida orientada hacia lo exterior, en la que estamos abiertos a recibir todas las bendiciones de Dios y deseosos de compartirlas con quienes nos rodean.
La forma en que vivimos toda la semana es parte de cómo adoramos, pues al vivir en obediencia a la voluntad divina experimentamos el gozo más puro. La palabra «delicia» se utiliza dos veces al final de Isaías 58, en marcado contraste con la búsqueda de nuestro propio placer. Dios no quiere restringir nuestra alegría; quiere que experimentemos el deleite de la verdadera observancia del sábado, que no solo fomenta una conexión viva con él, sino también un espíritu generoso hacia los demás.
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2023. 4to. trimestre 2023 UNA ESPERANZA VIVA Lección 3 «LA HERENCIA ADVENTISTA»EL SÁBADO Colaboradores: Pr. Brayan R Cedillo & Magda Sanchez