Lee para el estudio de esta semana: Apocalipsis 12: 14-17

Antes del Gran Chasco, cuando el movimiento millerita empezaba a cobrar fuerza, Dios concedió a tres personas el don de la profecía. El primero fue William Foy, un predicador afroamericano de Boston, alto y elocuente. Foy recibió cuatro visiones antes del Gran Chasco y las compartió fielmente en público.

Hazen Foss fue la segunda persona en recibir una visión. Su historia no solo es desgarradora, sino que también nos sirve de advertencia. Poco antes de que Elena de White tuviera su primera visión, Foss tuvo la misma visión y recibió instrucciones de contársela a otros. Lamentablemente, estaba molesto después del Gran Chasco y se negó. El Señor le dijo que tendría una oportunidad más. Si seguía sin obedecer, se le daría la visión a otra persona. Se negó de nuevo, incluso con semejante advertencia, y oyó una voz que decía: «Has contristado al Espíritu de Dios» (6CtaMs, Lt 37 [1890]).

Asustado y horrorizado, decidió compartir la visión y convocó a una reunión de creyentes adventistas. Explicó lo que había sucedido; pero cuando llegó el momento de compartir la visión, no pudo recordar nada, ni una sola palabra. Los presentes describieron más tarde la escena como horrible y aleccionadora. Tiempo después, Foss oyó a Elena de White compartir la misma visión que se le había dado a él y le imploró que fuera fiel en hacer la obra que se le había encomendado, lamentándose como un hombre perdido. Vivió hasta los setenta años, pero nunca volvió a mostrar interés por los asuntos espirituales.

La tercera persona que recibió el don profético fue Elena G. de White, que fue llamada a la temprana edad de diecisiete años. Se debatió con su llamado y dudó en compartir en público lo que se le había mostrado, pero finalmente se entregó a Dios y fue una fiel mensajera del movimiento adventista durante los siguientes setenta años.

Copia de tu versión preferida de la Biblia Apocalipsis 12: 14 al 17. Si no cuentas con mucho tiempo, también puedes parafrasear el pasaje bíblico utilizando tus propias palabras, resumirlo o hacer un bosquejo.