Pelearan contra el Cordero, y el Cordero los vencer, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles. APOC 17:14.
Hans, un soldado raso alemán estacionado en el frente occidental durante la Segunda Guerra Mundial, siempre recordara el día en que terminó la guerra para él. Fue el 6 de junio 1944. Hans había estado luchando por años como parte del ejercicio aparentemente invencible de Hitler. Pero ahora Hans sentía como un hombre entrando en años.
Hans y sus compañeros habían estado esperando una invasión por semanas. Estaban pertrechados en la larga línea de defensa alemana, a lo largo de la costa de Normandía.
Los informes comenzaron a venir por el telégrafo. Los paracaidistashabían desembarcado. Los lanchones de desembarque se acercaban.
En medio de este alboroto, Hans recibió órdenes de tomar parte en unapatrulla de reconocimiento cerca de la costa. Reunió a varios soldados y se preparó para salir.
Justo en ese momento un tanque inglés se acercó y abrió fuego. Todos se dispersaron. Hans se escondió en unos arbustos y luego trató de volver alas líneas alemanas, pero unos paracaidistas ingleses lo capturaron y lo llevaron a la playa.
Cuando el sol salió a la mañana siguiente, Hans vio algo que rápidamente cambió su perspectiva como prisionero de guerra. Esparcida por todo el océano había una flota invasora que llegaba hasta el horizonte, un barco al lado de otro sin una brecha. ¡Y en las playas Hans vio tropas, armamento, tanques, municiones y vehículos que desembarcaban sin cesar parecían no tener fin!
¿Quién podía resistir esa ofensiva? Hans respiro con alivio y se dijo a si mismo que era un hombre afortunado. Ciertamente, en el día D, el 6 de junio de 1944, había sólo un bando al cual unirse, del lado del ejército aliado que desembarcaba en Europa.
¿Alguna vez usted ha sentido en su vida personal que es parte de una guerra, de algún conflicto prolongado? ¿Alguna vez se ha cansado del sufrimiento que parece interminable en este mundo?
El libro de Apocalipsis describe el día glorioso cuando los ejército s victoriosos de Dios descenderán del cielo y la guerra terminará.
Apocalipsis 17: l4 describe las fuerzas del infierno que hacen la guerra al Cordero, y declara: “El Cordero los vencerá”. Apocalipsis 19 agrega: “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea” (vers. 11).
Ningún poder en la tierra o en el infierno puede estar firme ante los ejércitos de Dios. Ninguna fuerza maligna tiene poder ante su presencia.
Un día terminará la gran guerra. Nuestro Señor reinará para siempre como Rey de reyes y Señor de señores. Su justicia, su plan y su verdad vencerán.