Lección Menores 2023 Para el: 09 septiembre
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR
«Una vez que la hayan tomado, quémenla, tal como el Señor lo ha dicho. Es una orden» (Josué 8:8). «Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia» (Proverbios 3:5).
MENSAJE
Alcanzamos el éxito en el servicio cuando seguimos los planes de Dios.
REFERENCIAS
Josué 6; 7; 8
Patriarcas y profetas, caps. 45, 46
Creencias fundamentales 5, 3, 17
Tal como lo hiciste la semana pasada, imagina que estás esperando que tu padre regrese después de ayudar a unos amigos a trasladarse a otra región. Ahora escuchas que también tiene que ayudarlos a atacar y conquistar varias ciudades. Continúa leyendo los mensajes entre un joven hebreo llamado Baram, y su padre, que está ayudando al resto de los israelitas a entrar a la tierra de Canaán.
¡Baram!
¡Nunca adivinarás cómo Adonai conquistó la ciudad de Jericó por nosotros! ¡Marchamos en silencio durante seis días alrededor de la ciudad, pero al séptimo día Adonai entregó Jericó en nuestras manos! De nuevo, nos levantamos temprano y comenzamos a marchar alrededor de la ciudad, pero en lugar de marchar alrededor una vez, marchamos siete veces. La séptima vez, los sacerdotes tocaron las trompetas y los soldados comenzaron a gritar. ¡Ya te podrás imaginar cómo sería ese tremendo ruido de miles de hombres gritando y las trompetas tocando al mismo tiempo! ¡Entonces gritamos más fuerte, y se desplomaron los muros!
Nos apresuramos luego a pasar sobre los escombros y a entrar a la ciudad por los cuatro costados. Todo quedó destruido, todos perecieron, con excepción de Rahab y su familia. Ella había protegido a dos espías hebreos cuando habían estado en peligro de ser capturados por los soldados de Jericó. Se nos dijo que podíamos tomar cualquier metal precioso, como plata, oro, bronce y hierro y apartarlo como un tesoro para Adonai. Todo lo demás fue quemado. No guardamos nada para nosotros.
Baram, te cuento esto para que comprendas la poderosa victoria que Adonai nos proporcionó en Jericó.
Abba
¡Shalom Abba!
Me gustan tus relatos sobre la tierra prometida. Estoy seguro de que cada batalla será tan fácil como la conquista de Jericó. ¡No tenemos que pelear! ¡Adonai pelea por nosotros! El Dios de Israel gobierna. Estoy ansioso de recibir otra carta tuya. Escribe pronto, por favor.
Baram
¡Shalom Baram!
Te tengo buenas y malas noticias. Las buenas noticias son que la ciudad de Hai ha sido destruida; todos murieron. Nuestra gente tomó el despojo y hasta los rebaños.
Las malas noticias son que treinta y seis de nuestros hombres murieron en la batalla y uno en el campamento. Permíteme explicarte lo que pasó. Sin pedirle consejo a Adonai sobre este asunto, Josué envió a 3,000 soldados a tomar la ciudad de Hai. Nuestro ejército se lanzó hacia la ciudad, pero los hombres de Hai respondieron y rápidamente dominaron a nuestro ejército. Treinta y seis de nuestros hombres murieron, y el resto huyó como pudo.
Los sobrevivientes regresaron al campamento y todo el mundo estaba confundido, desanimado y afligido. No entendíamos por qué habíamos sido derrotados, especialmente después de la victoria en Jericó. Entonces Josué y los ancianos se presentaron ante el arca y se mantuvieron allí durante todo el día. Finalmente, Adonai les reveló la causa de la derrota. Cuando Israel entró a Jericó después de que cayeran los muros, alguien se guardó algunas cosas que pertenecían a Adonai.
Josué nos aconsejó que nos arrepintiéramos, y al día siguiente Adonai señaló al que había ocasionado esa maldición al apoderarse de algunas cosas tras la conquista de Jericó. Fue Acán el que tomó dinero, oro y un hermoso manto babilónico. Pero antes de terminar el día, Acán y todas sus pertenencias fueron destruidos.
Después de eso, Adonai dio instrucciones a Josué para que alistara su ejército y atacara Hai. Treinta mil hombres se escondieron detrás de la ciudad. Al día siguiente, cinco mil hombres fueron del lado oeste. El resto de nosotros acampamos frente a Hai. A la mañana siguiente todos los soldados de Hai se lanzaron a atacarnos, y nosotros huimos. Los llevamos a las afueras, y entonces Josué dio la señal para que los soldados que se encontraban escondidos salieran y quemaran la ciudad. Cuando vimos a la distancia que las llamas se levantaban, nos volvimos a nuestros enemigos, y los soldados que estaban emboscados atacaron también. Adonai estaba con nosotros, y ese día entregó la ciudad de Hai en nuestras manos.
Baram, esta ha sido una lección amarga para nosotros; sufrimos la derrota de Hai, pero no nos desanimamos. Debemos siempre buscar la voluntad de Adonai, ser cuidadosos y obedecer sus mandamientos.
Cuídate, hijo mío. Regresaré a casa y te veré tan pronto como pueda.
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3er Trimestre 2023
Lección 12: «VICTORIA Y DERROTA»
Colaboradores: Israel Esparza & Emmanuel Tapia
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