«Uzías tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y dos años. Su madre se llamaba Jecolías, y era de Jerusalén» (2 Crónicas 26:3).
Uzías, también conocido en 2 de Reyes como Azarías, empezó a reinar siendo un adolescente de dieciséis años. Al igual que Joás, Uzías hizo lo recto delante de Dios y prosperó, solamente en los días de Zacarías (vers. 5) Durante ese tiempo salió a batallas y venció a los filisteos, a los árabes y a los amonitas. Fortificó las ciudades principales, equipó a su ejército, tuvo mucho ganado, abrió muchas cisternas en el desierto, favoreció la agricultura y en términos generales tuvo un éxito arrollador, de tal manera que la Biblia indica: «Su fama se extendió hasta muy lejos, pues Dios le ayudó en tan extraordinaria que logró hacerse muy poderoso. Pero cuando se afirmó en el poder, se volvió orgulloso, lo cual fue su ruina» (vers.15-16).
Su experiencia fue la de muchos personajes de la Biblia: depender de Dios para alcanzar el éxito, para después olvidarse de darle el crédito, mostrar ingratitud y actuar soberbiamente. De él se dice: «Dios lo ayudó», más después su ruina fue el orgullo. Salomón lo expresó con otras palabras:
«Tras el orgullo viene el fracaso; tras la altanería, la caída» (Proverbios 16:18). Y esta historia se sigue repitiendo en cualquier ámbito del mundo actual. Desafortunadamente, quienes caen en esta trampa no son incrédulos. Los únicos que pueden caer en esta trampa son «cristianos», pues primero dependen de Dios para tener éxito, pero luego lo olvidan. Sin embargo, tú puedes romper esta tendencia, de tal manera que siempre honres a Dios el éxito no te aparte de él ni te conduzca a la vanagloria.
En cuanto a Uzías, su fracaso consistió cuando procuró usurpar las funciones que solo les correspondían a los sacerdotes. Intentó quemar incienso sobre el altar reservado para ese propósito. Por el bien de la causa de Dios, Azarías, el sacerdote, más ochenta sacerdotes que lo respaldaron, se opusieron a su intención No temieron por sus vidas ni pensaron en beneficios terrenales que pudieran obtener por complacer al rey (vers.17-19). El resultado fue una ira descontrolada del rey contra ellos. Seguramente, el rey hubiera decidido, en el mejor de los casos, destituirlos, pero en ese momento de ira, Dios permitió que la lepra invadiera su cuerpo y fuera marginado.
Una historia que empezó bien, pero terminó mal. Por ambicionar el sacerdocio, perdió la función de rey.
Tomado De: Lecturas Devocionales Para Menores 2023. “SIGUIENDO LAS HUELLAS DE LOS GRANDES PERSONAJES DE LA BIBLIA” Por: «CÉSAR SÁNCHEZ MURILLO» Colaboradores: Karla González & Sebastian Rondon