«Bendice, alma mía, o Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre.» Sal. 103:1
Joachim vivió una juventud bastante desordenada. Era de los Neander de Bremen y, en el siglo XVII, eso quería decir que su abuelo estaba muy a la moda y se había cambiado su apellido alemán, Neumann, por uno griego. Ambos significaban lo mismo, «hombre nuevo» pero al ponérselo en griego parecía más chic. El joven Joachim, cierto día, escuchó un sermón de Theodor Undereick y su vida cambió. Se convirtió en un verdadero creyente, una nueva persona. SU afición a leer poesía y a crear himnos le hizo tan famoso que hasta cambiaron el nombre del valle donde solía componerlos. El valle de Neander (en alemán, «Neanderthal») se haría muy conocido, además, por ser el lugar donde se encontraron los restos de unos hombres aparentemente muy viejos: los neandertales. ¡Qué paradoja! Hombres viejos con nombres de hombres nuevos.
El himno más conocido de Joachim Neander es «Bendice, alma mía» (himno número 11 en nuestro himnario) y se basa en los salmos 103 y 104, que repiten en diferentes ocasiones esta expresión. Son textos de alabanza y adoración a un Dios que se preocupa por sus criaturas. Contemplar su bondad hace que nos renovemos. Una renovación de respeto, en primer lugar, ante su grandeza porque no solo es creador sino sustentador de los mundos y sus criaturas. Después, una renovación de agradecimiento porque perdona nuestros pecados, porque nos otorga oportunidades para comenzar de nuevo. Y, por último, porque nos renueva como creyentes dándonos una mente más amplia y sabia, haciéndonos hombres nuevos.
Hace años, viajando por Alemania, tuve la oportunidad de pasar por el valle de Neander. Observé que los hombres viejos habían tomado el lugar. Un museo, cientos de turistas y recuerdos de lo más primitivo hablaban más de evolución que de Dios. Me pareció un lugar triste, lúgubre. ¡Qué pena que no se hubiese mantenido el espíritu de Joachim! Y es que el lugar donde falta adoración, donde el nombre de Dios no es bendecido, termina oscureciéndose. Nosotros, sin embargo, hemos conocido a Dios y somos gente nueva. Seguimos el mandato de Pablo: «En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está corrompido por los deseos engañosos, renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad» (Efe. 4: 22-24).
¿Qué quieres que te diga? ¡Bendice con toda tu alma a Dios porque renueva como nadie, porque ama como nadie, porque es como nadie!
Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2023 «CARÁCTER» SER COMO JESÚS Y DISFRUTAR DE LA ETERNIDAD Por: «Víctor Manuel Armenteros Cruz» Colaboradores: Isaí Cedano & Esther Jiménez A